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Actualizado: 23 de junio de 2025


¿La volverás a ver? Lo menos posible. ¿Has previsto lo que te espera? He previsto que se casará con otro o se quedará soltera. Adiós le dije, aunque todavía no había salido de mi cuarto. Adiós me replicó. Y nos separamos después de esta última palabra que no afectó en el fondo a nuestra amistad, pero que quebró todo, sin más ruido, secamente, como se rompe un vaso.

Puso la cara más desconsolada y agoniosa del mundo, la cara que pondría toda persona a quien se obligara a beber un vaso de vinagre. «¿De veras que no estás hoy en casa? No. Si usted quiere, puede venir a jugar con Riquín. Le sacaré a paseo. Está bueno el día. ¿Qué te parece? Muy bien. Pues voy, voy a hacer tu encargo» murmuró el viejo, consolándole la idea de pasear al niño. Isidora salió.

O dirá el vaso de barro al que lo labró: ¿Por qué me has hecho tal? 21 ¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para vergüenza? 22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira, preparados para muerte;

Mi amo nos mandó darle de beber, y así no pudo excusarse, pero jurésela que me lo había de pagar; trújele la bebida en un vaso muy pequeño y penado y el vino aguado, de manera que lo dejé casi con la misma sed.

El agua fría, mi hijita querida, son los desengaños y los pesares, y rogaré día a día, ardientemente, para que sean alejados de tu senda. Asaltábame el llanto oyendo hablar así al cura, y bebí un gran vaso de agua para calmar mi emoción. Antes de dejaros, debo preveniros que creo que tengo un gusto muy marcado por la coquetería.

Prevenía sus deseos, echándole agua en el vaso, alargándole los entremeses, el pan, todo lo que pudiera serle agradable, haciendo seña al criado para que le sirviese vino cuando advertía que sus copas estaban vacías, con esa oportunidad desembarazada, elegante, del hombre educado en la cumbre de la sociedad.

Raúl se daba cuenta de que el señor de Neris no tenía por qué elogiarle, ni como sobrino ni como yerno; sus veleidades matrimoniales habían hecho quizá rebosar el vaso. Al llegar a la cita iba mascullando estas ideas, pero al ver a la empleada de Correos cambió de repente de pensamiento. ¿Habría tenido noticias del encuentro proyectado? ¿Era aquello un lazo? ¿Iba a sufrir súplicas y reproches?

Un pie de marmol que le falta el dedo pulgar de cuarta y media de largo. Una mano de marmol antigua de una cuarta de largo. Un vaso de marmol antiguo de relieve bajo, quebrado en la orilla, de cerca de media vara de largo. Una columna de pórfido de ocho cuartas y media de alto y cuarta y media de diámetro por labrar.

Saciado el deseo, sabría arrojar bien lejos el vaso, antes de llegar a las hondarras.

Pero como había cobrado su dinero, de lo que estaba muy contento, como se había reintegrado, sabía contener su curiosidad, que dejaba paso a la más exquisita prudencia. Allá ellos, se decía, y seguía callando. Rompió el silencio Bonis, diciendo con voz sepulcral: Si usted hiciera el favor de mandar que me sirvieran un vaso de agua. Con mil amores.

Palabra del Dia

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