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Actualizado: 23 de julio de 2025
Por fin consiguió el niño atrapar el vaso, y en un decir Jesús trasegó el contenido, relamiéndose. ¡
Dió una manotada al vaso que tenía delante y salió del comedor, ciega, fué a su cuarto, se envolvió en un mantón y se plantó en la calle. En aquel momento, se acordó de su madre. ¡Su madre! ¿la había tenido ella acaso?
El señor Anselmo y don Benigno alimentaban pasión inextinguible por estos animalitos. Cada cual tenía su palomar, sus castas, sus procedimientos de cría, y sobre tales extremos se enredaban a menudo en largas y vivas discusiones. Los demás escuchaban gravemente sin atreverse a decidir, subiendo y bajando el vaso del mostrador a los labios con religioso silencio.
Después de expresar con un gran suspiro la lástima que tenía de este pobre país, seguía tomando su café con indolencia, pero con apetito, porque para D. Basilio era verdadero alimento, y lo tomaba colmado, en vaso, y dejando rebosar todo lo posible en el plato para trasegarlo después frío al vaso.
Qué elasticidad de movimientos, qué vertiginosa rapidez, la que el tendero de aquel tiempo desplegaba para medir sobre la vara, el lote vendido, dejándolo amontonarse ampulosamente sobre el mostrador con elegante negligencia, acariciando el género con los dedos, llevándolo a los ojos de la compradora, poniéndoselo en la mano, refregándolo para justificar la falta absoluta de goma y otras añagazas de fábrica, y hasta trayendo el único vaso de la trastienda lleno de agua para ensopar en él el extremo de la pieza de muselina y justificar la tinta indeleble de la tela.
Hombre, ¿no ha leído usted las infamias que dicen de mí? Don Segis levantó el vaso a la altura de los ojos, examinó detenidamente el dorado líquido, lo acercó a los labios y bebió con pausa. Después de toser y desgarrar un poco, y limpiarse la boca con un pañuelo de hierbas, dijo gravemente: Phs... la intención no es buena que digamos... Pero vale más tomar las cosas con calma.
Sólo en las manos hubo un leve temblor que no llegó a percibir Tristán. ¿Has estado tú? -No; Barragán es el que ha estado y pretende haberte visto nada menos que servir un vaso de agua a mi cuñada Elena que habías dejado en el coche. Nada, ni un imperceptible signo de confusión o de sorpresa. La más completa, la más absoluta tranquilidad. Hubo una pausa.
Á esto se reducía el Arte de Navegar cuando Colón salió de Palos con ánimo asombroso de llegar á la India Oriental por Occidente. Se ha investigado ya la forma de las naves que desde el puerto de Palos abrieron en el Océano el primer surco hasta las Antillas el año afortunado de 1492; la capacidad del vaso; la proporción de sus miembros; la arboladura y velamen que servían á la moción.
Beber bajo la panza amarilla y las cuatro patas extendidas de un cocodrilo, ¡pase!... Pero levantar los ojos al empinar el vaso y ver aquel serpentón que expelía moscas, mostrando á trechos el cuadriculado repelente de su piel, ¡eso nunca! Los más atrevidos sólo se decidían á entrar con la diestra cerrada y avanzando el dedo índice y el meñique en forma de cuernos, para conjurar la mala suerte.
Esta dósis conviene mejor que otras mas fuertes que puedan provocar una irritacion erisipelatosa y sostener las heridas sangrantes y frescas por muchos dias; es decir, por el tiempo que bastaria para su cicatrizacion, si se hubiese empleado una dósis mas débil. A la vez que al esterior se da al interior una gota de la tintura en un vaso de agua, para tomar en el espacio de un dia.
Palabra del Dia
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