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Actualizado: 11 de junio de 2025


19 Y manda: Haced esto: tomaos de la tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras mujeres; y tomad a vuestro padre, y venid. 20 Y no se os preocupe por vuestras alhajas, porque el bien de la tierra de Egipto será vuestro. 21 Y lo hicieron así los hijos de Israel; y les dio José carros conforme a la orden del Faraón, y les suministró mantenimiento para el camino.

Gracias mil por el favor, señor hidalgo, repuso ella soltando su brazo y mirándole severamente. ¿Es decir que no solo sentís haberme encontrado en vuestro camino sino que me llamáis en suma diablo predicador? Cuidado que mi padre es violento cuando se irrita, pero ni aun él me ha dicho jamás cosa semejante. Tomad ese camino de la izquierda, señor de Clinton, que yo no soy buena compañía para vos.

No respondió Ramiro con frialdad; más falta hacéis a vuestro padre que a . Volveos de prisa y decidle muy secretamente que yo sigo para Toledo, adonde he de esperalle. Viendo que el clérigo y el labrador salían en ese instante de la posada, quitose con rapidez la sortija que llevaba en la mano derecha y diósela a la muchacha, diciendo: Tomad esta joya por si puede ayudaros en algo.

Tal soy dijo el licenciado. Pues tomad este pliego y enteráos de él en servicio del rey y de la justicia. Tomó el alcalde el pliego, y apenas le hubo tomado, cuando el desconocido, volviéndole rápidamente la espalda, dió á correr con una velocidad maravillosa. ¡Síganle y agárrenle! gritó el alcalde.

, por cierto dijo el padre Aliaga, metiendo una de sus manos en el interior de su hábito, y sacando un papel doblado : he aquí su provisión de capitán de la tercera compañía de la guardia española, al servicio de su majestad... tomad. ¿Y para qué quiero yo eso? Me han dicho que ese joven os ama. Púsose vivamente encarnada doña Clara. ¿Y quién dice eso? exclamó con precipitación.

A pesar de su turbación, Montiño notó que Dorotea estaba llorosa, muy pálida, y visiblemente enferma. Sobre una mesa había mucho dinero en oro. Tomad de aquí lo que necesitéis para una buena merienda para dos personas dijo Dorotea. Montiño, que iba resignado, contestó: ¿Cómo queréis que sea esa merienda, señora? Como pudiera serlo para el rey. ¿Con vinos y licores?

Sirviose el café y circularon los cigarros. Juana anunció que quería fumar, y tomó un cigarro para ensayarse. Le va a hacer mal exclamó el señor de Maurescamp; tomad un cigarrillo. No, no, quiero un cigarro dijo la joven cuyos ojos estaban algo empañados. El señor de Maurescamp se encogió de hombros y quedó callado.

6 Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. 7 Entonces el SE

¡Ah, os creo! ¡os creo, porque sois caballero y cristiano, y no me engañáis! os creo, y creyéndoos soy feliz. Tomad, don Francisco, tomad; esta carta es para vuestro amigo. Ya sabía yo que había de ser correo; pero no importa. Sólo siento una cosa. ¡Qué! Que acaso no podréis ver á mi amigo tan pronto como quisiérais. ¿Y por qué? Acaso no podáis verle hasta después de la media noche.

Tomad, bebed una copa de vino de España, esto os repondrá. Ahora estáis en seguridad en el castillo, todo temor ha desaparecido. Os dejaría marchar a pesar de mi ardiente deseo de saber si habéis conseguido el objeto de vuestro viaje; pero no podéis iros a la cama tan agitado, y debéis darle a vuestro espíritu el tiempo necesario para que se calme.

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