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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Cuando sólo contaba cinco años falleció su madre y aún no tenía doce cuando quedó también huérfano de padre. Este tenía una hermana casada con don Ramón Escudero y a este encomendó por testamento la tutela de su hijo. Escudero había sido cuando joven, primero criado, luego cobrador y más tarde dependiente y hombre de confianza del padre de Reynoso.
Puesta esta necesidad, queremos mostrar, que la voz de Dios por la revelacion se halla en las Santas Escrituras del Viejo y Nuevo Testamento, contra los Sectarios modernos, que el primer paso que dan para establecer su impiedad es negar la Divinidad de las Sagradas Letras.
Este es mi testamento y aquí está el acta de mis últimas voluntades. El paquete no está cerrado, puede usted leerlo. ¡Efectivamente! Y leyó: «Este es mi testamento y el acta de mis últimas voluntades. »En la víspera de dejar voluntariamente una vida que el abandono del señor conde de Villanera me ha hecho odiosa...» ¡Desgraciada! dijo el doctor interrumpiendo la lectura. Es la verdad pura.
En primer lugar, esto me vale cien mil francos y no cincuenta mil. Después, nadie tratará de acusarme o de perseguirme, porque usted ha hecho su testamento para suicidarse esta noche. La encontrarán en su cama, atravesada con su puñal y verán que usted ha tenido palabra.
Yo no sé su tutor qué hace, ni acabo de entender ese lío del testamento de su padre; pero creo que alguien tendrá obligación de mirar por esa criatura, y esa obligación no se cumple.... Mira, hay en mi casa para ella hasta el peligro bárbaro de Andrés, ¿sabes?... Andrés la mira con buenos ojos..., es decir, con los malos ojos turnios que tiene y que no delatan ni una sola intención derecha.
El viejo notario tomó entonces del lecho una hoja de papel, y continuando, al parecer, una lectura interrumpida, leyó: «Por estas causas, instituyo por este testamento ológrafo, por legatario universal de todos mis bienes, tanto en España como en Francia, sin reserva ni condición alguna, á Máximo Santiago María Odiot, Marqués de Champcey d'Hauterive, noble de corazón como de raza.
¡Amigo! gritó ofendida. No, su enemigo. Y, por lo tanto, su papá le temía, ¿no es así? Fue esa razón la que lo indujo a insertar en su testamento esa imprudente cláusula. Entonces le referí la visita que la noche anterior nos había hecho Dawson, todo lo que nos había dicho y la atrevida actitud desafiadora que había adoptado con nosotros. Suspiró, pero no pronunció una sola palabra.
Una persona que no conozco, como ya he dicho, cuyo nombre, en verdad, nunca se lo oí mencionar a mi cliente. Cuando hice el testamento, no hizo más que dictármelo para que yo lo escribiese. ¡Pero eso es absurdo! exclamé. Ciertamente que no es posible permita usted que un extranjero desconocido, que bien puede ser un aventurero por todo lo que sabemos, tenga completo contralor sobre sus bienes.
No bastó la tradicional benevolencia de los profesores para que Trabuco consiguiera hacerse licenciado en ambos derechos. Una vez le preguntaron en un examen: ¿Qué es un testamento, hijo mío? Testamento... ello mismo lo dice, es el que hacen los difuntos. Además de Trabuco le llamaban el Estudiante, por una antonomasia irónica que él no comprendía.
Para hacer testamento á mi gusto, necesito tener un hijo, y vengo á que vos me deis ese hijo. Púsose en pie de un salto el conde de Haro. El duque de Gandía no se movió del sillón en que estaba sentado. Sí, sí señor, vengo á que me deis un hijo por medio de una de vuestras hijas.
Palabra del Dia
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