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Actualizado: 9 de junio de 2025


Los dos hombres, dejándome a atado y con la boca tapada, cogieron cada uno un remo y, apalancando en las paredes y remando, llevaron el barco hasta las puntas. Ya allí, tiraron de las cuerdas para izar las velas, chirriaron las garruchas, y dos formas obscuras aparecieron en la obscuridad de la noche.

Lope no tardó en referir la historia de sus amores, y cuánto había sufrido á la que tanto interés mostraba hacia él; la tapada comenzó entonces á sollozar y lamentarse en voz alta, exclamando: «¡Ay, mi bien! ¡Ay, mi Fernando! ¡Ay, mi primero amor! ¡Nunca yo hubiera nacido, para ser causa de tantas desdichas! ¡Oh, tirana madre! ¡Oh, bárbara mujer! ¡Que me forzaste, me engañaste, me has dado la muerteContó después que se había desesperado y vivido sin consuelo durante la ausencia de su amado; que había hecho diversas tentativas para quitarse la vida, y cayó al fin en tierra gimiendo.

Roberto los encuentra en la calle; no conoce á su hermana, y Lisardo le ruega que acompañe á su casa á aquella dama tapada, á quien persigue un celoso. Roberto no vacila en obedecerlo, y entrega de esta suerte su propia hermana, que creía tan guardada, al mismo que se había comprometido á arrebatársela.

La tapada adelantó rápidamente, atravesó la puerta por donde penetraba el reflejo de la luz, y luego Montiño oyó el ruido de dos llaves en dos puertas distintas. Luego la dama se asomó á la segunda puerta, y dijo: Pasad, caballero. Montiño pasó. Y entonces, por la parte de afuera de la puerta, se oyó una voz ronca que dijo: ¿Quién será ese hombre con quien ella se encierra?

Pero lo gracioso es que doña Juana de Velasco no sabe quién es el padre de su hijo incógnito; ni el nombre del dueño de la casa en donde tapada y rebujada la metieron en Navalcarnero; que, en una palabra, le parece un sueño su encuentro con un hombre audaz en una galería del palacio del Escorial, á punto que por un celo exagerado iba á avisar á la infanta doña Catalina, de que acababa de llegar un jinete con la nueva de que el mar y los vientos habían vencido á la armada Invencible; un soplo malhadado mató la bujía de que iba armada la duquesa, y el duque de Osuna, que acudía al lado del rey, que estaba en el coro, se dió un tropezón con ella.

Yo no lo creyera á no verlo. ¡Las mujeres! ¡las mujeres! Y luego se oyeron unos tardos pasos que se alejaban. Entre tanto Montiño, siguiendo á la dama tapada siempre, había atravesado dos hermosas cámaras alfombradas, amuebladas con riqueza, en muchos de cuyos muebles, reparados al paso por el joven, se veían las armas reales de España y Austria.

Pero cuanto puede hacerse por ahora está hecho; tapada con velas y cables entrelazados la brecha de estribor, sólo falta ver lo que sucederá cuando cambiemos de rumbo para evitar las rocas y bajíos de la costa, á la cual nos vamos acercando demasiado. Aquí viene el barón y á fe mía que llega á tiempo.

Pero continúo con mi suposición: supongamos que con tales antecedentes sale una noche la señora condesa de Lemos en una litera por un postigo de su casa muy encubierta, y que yo, por casualidad, paso por la calle y veo aquello; que al ver aquello me acuerdo de lo otro que por casualidad, ajusto la cuenta por los dedos, entro en curiosidad de saber en lo que quedará la aventura, y me voy detrás de la litera y de los hombres que la acompañan; que así andando, andando, y recatándome, amparado de una noche obscura, sigo á la litera por espacio de cinco leguas, y entro tras ella, recatándome siempre en un lugar... supongamos que aquel lugar es Navalcarnero; que la litera se para delante de una casa y sale la condesa de Lemos muy tapada y se obscurece en la casa, cuya puerta se cierra en silencio; que yo me quedo á la mira, y á las dos noches después, vacilante y trémula, veo salir de nuevo á la señora condesa muy tapada, que se mete en la litera, y que la litera sale del pueblo y toma el camino de Madrid.

Así, iremos viendo, verbigracia, en el curso de esta novela, Dar gato por demonio, Irse al infierno en coche y en alma, Preñada de medio ojo, Astrólogo regoldano, Lo que es del diablo, el diablo se lo ha de llevar, Si Dios me tiene de sus consonantes, Siempre quiebra la soga por lo más forastero, Salud y consonantes, Servir a su Majestad con dos comedias en Orán, meras modificaciones de los refranes y frases Dar gato por liebre, Irse al infierno en cuerpo y alma, Tapada de medio ojo, Castaña regoldana, Lo que es del agua, el agua se lo lleva, Si Dios me tiene de su mano, Siempre quiebra la soga por lo más delgado, Salud y gracia, y Servirá su Majestad con dos lanzas en Orán.

¡Yo os digo que sigáis adelante! exclamó la incógnita con irritación ; ¡ó es que sois tan poco hidalgo, que no queréis favorecer á una dama! No permitiendo la sorpresa contestar al joven, se limitó á dejarse conducir por la tapada.

Palabra del Dia

rigoleto

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