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Actualizado: 12 de julio de 2025
En cuanto á su pudor, no hay palabras para encarecerlo: raya en absoluto; se espanta como la liebre, ó se defiende á bofetadas y á coces..... ¡Qué Lucrecia, ni qué ocho cuartos! ¡Más fácil le fuera á Lovelace ó á Tenorio sujetar el azogue entre sus dedos que cautivar el albedrío ó la cintura de una de estas vírgenes refajonas!
En resolución, estando todos en regocijo y fiesta, sino los dos aporreantes que se carpían, oyeron el son de una trompeta, tan triste que les hizo volver los rostros hacia donde les pareció que sonaba; pero el que más se alborotó de oírle fue don Quijote, el cual, aunque estaba debajo del cabrero, harto contra su voluntad y más que medianamente molido, le dijo: -Hermano demonio, que no es posible que dejes de serlo, pues has tenido valor y fuerzas para sujetar las mías, ruégote que hagamos treguas, no más de por una hora; porque el doloroso son de aquella trompeta que a nuestros oídos llega me parece que a alguna nueva aventura me llama.
Debió ser a mediodía; sí, señor, en pleno mediodía... Pero, ¡cáspita! con la bruma de mar, ese pleno mediodía no era más claro que una noche obscura como boca de lobo... Un aduanero de la costa me refirió que aquel día, habiendo salido de su caseta para sujetar los postigos, próximamente a las once y media, una racha de viento le llevó la gorra, y exponiéndose a ser llevado él mismo por la resaca, empezó a correr tras de aquélla a cuatro patas, a lo largo de la playa.
Para que la personificación fuera completa, salía del balcón una viga destinada a sujetar la cuerda de tender ropa, y con tal accesorio la casa con rostro estaba fumándose un cigarro puro. Su tejado era en figura de gorra de cuartel y tenía una ventana de bohardilla que parecía una borla. La chimenea no podía ser más que una oreja.
Para que nada falte a esa muchacha, tiene hasta aquellas sutiles cualidades de ingenio y amabilidad que la harán uno de los más bellos adornos de la corte, cuando la haya. Y no se diga que a una joven mayorazga, destinada a casarse con otro mayorazgo, se la debe sujetar y comprimir para que ni hable, ni trate con personas de mundo.
Con que dos cosas debe hacer el que quiere acertar: la una dirigir bien los actos mentales, rectificar el juicio, perficionar la razon: la otra sujetar su voluntad, no á lo que sugiere el amor propio y las pasiones, sino al dictamen de la razon bien ordenada. Esto basta para el uso de la Lógica: los que quieran instruirse mas, lo podrán hacer con la Filosofía Moral.
No logró la dama, con este anuncio de un reparador banquete, sujetar la imaginación y la voluntad de Frasquito, que desde que tomó el dinero se sentía devorado por un ansia loca de salir a la calle, de correr, de volar, pues alas creyó que le nacían. «Yo, señora, tengo que hacer esta tarde... Me es imprescindible salir... Además, necesito que me dé un poco el aire... Siento así como un poco de mareo.
El padre Laguardia le ayuda en esta tarea, haciendo lo posible por sujetar al presbítero gordo, el más sanguinario de todos. ¡Dejadme, dejadme! gritaba con voz estentórea. Quiero arrancar todas las muelas a ese esprit fort. Y este deseo extravagante, más propio de un dentista que de un licenciado en sagrada teología, llenaba de terror el alma de Moreno.
Unos han nacido para mandar y otros para servir; claro está que esta verdad no se puede decir en voz alta, pero se la practica sin muchas palabras. Y mire usted, el juego consiste en pequeñeces. Cuando usted quiera sujetar al pueblo, convénzale de que está sujeto; el primer día se va á reir, el segundo va á protestar; el tercero dudará y el cuarto estará convencido.
Celebraba cualquier insulsez de los amigos como el chiste más acerado, hasta verse obligado a sujetar el vientre sacudido por los flujos de risa. Y los reía de buena fe, sin asomo de hipocresía ni adulación, lo cual, como es lógico, lisonjeaba el amor propio de los que estaban a su lado.
Palabra del Dia
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