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Tal vez se explique esto de la manera que, yendo yo de viaje por un país selvático, acerté a explicar en qué consistía que cierto compañero mío, gran ingeniero, que se empeñó en guiarnos con su ciencia; no atinó nunca, y por poco no nos hunde y sepulta en charcos cenagosos o nos pierde en bosques sombríos, donde nos hubieran devorado los lobos.

Rodriguín le vio sorprendido por los sicarios al salir de su celda. Espantado el jesuita ante el horrendo aspecto de la multitud, permaneció un instante perplejo o inmóvil sin acertar a huir, ni a defenderse, ni siquiera a traducir su terror en palabras. La plebe aprovechó aquel momento. Fue devorado en un soplo como seca arista en el fuego. Rodriguín bajó la escalera. Su temor le daba alas.

¿Son valientes? Cuando los espolea el hambre, . Han exterminado y devorado las tripulaciones de algunos barcos. Hay que vigilar mucho y no dejar que ninguno se acerque sin nuestro permiso. Los chinos, tranquilizados, emprendieron otra vez la faena de preparar el trépang, mientras los pescadores salieron otra vez en busca de olutarias.

No logró la dama, con este anuncio de un reparador banquete, sujetar la imaginación y la voluntad de Frasquito, que desde que tomó el dinero se sentía devorado por un ansia loca de salir a la calle, de correr, de volar, pues alas creyó que le nacían. «Yo, señora, tengo que hacer esta tarde... Me es imprescindible salir... Además, necesito que me un poco el aire... Siento así como un poco de mareo.

En todo aquel día no abandonó la casa mortuoria. Al mediodía estaba solo en ella, y el cuerpo de Fortunata, ya vestido con su hábito negro de los Dolores, yacía en el lecho. Ballester no se saciaba de contemplarla, observando la serenidad de aquellas facciones que la muerte tenía ya por suyas, pero que no había devorado aún.

Pues bien; a la mañana siguiente, Azorín ha visto que los despojos de este saltador pendían de una de las paredes; lo cual indica que Ron lo había devorado durante la noche. Ha soltado también Azorín en la caja una tejenaria, o sea una de esas arañas domésticas de largas patas. ¿Qué ha sucedido con esta tejenaria?

Eran pocos para apoderarse de la enorme ciudad, pero secuestraron á sus habitantes ricos, quemaron sus arsenales, pasaron á cuchillo guarniciones enteras, vengándose ferozmente de la crueldad de sus enemigos. Al fin, el hambre les obligaba á alejarse. En dos años habían devorado todos los recursos del país.

Y entonces, se había sentido devorar por la necesidad imperiosa de besar esa mano dolorida, de besarla devotamente en el dorso, de besarla con avidez en la palma; se había sentido devorado por el deseo de sentir el contacto de esa mano milagrosa en su cálida frente. ¿No era tan caritativa y bondadosa aquella mano? ¿No la había visto él un día curar cariñosamente a un herido, a un pobre loco, de cuya insania moral todos reían y ella sola se compadecía?

Es un literato que desdeña las letras, y a quien la política, como Minotauro implacable, ha devorado sin remedio. Escribirá aún de vez en cuando, quizá, pero lo hará con la sonrisa de escepticismo en los labios, y como calaverada de gran señor.

El calor le fundirá el pecho cual si fuese cera; ningún celaje con su lluvia le templará su cabeza cubierta del polvo más sofocador, ninguna fuente lo llamará con voz sonante y argentina, ni la más leve gota del rocío llegará a él para consolarle, porque apenas cuajada, ya la habrá devorado con su aliento el viento de fuego." En vano me amenaza.