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Actualizado: 14 de junio de 2025


¡La tía Liette! Al decir estas tres palabras, profundas como una oración, Carlos veía surgir en el alba melancólica del regreso la querida imagen luminosa y serena que iluminaba todo su pasado y todo su porvenir. Era una cara joven, tranquila y sonriente bajo sus gruesos rizos negros, que acechaba su primer despertar, sus primeras palabras y sus primeros juegos.

Le digo a usted que cuando soltaba un ajo, que en ella eran signo de hallarse contenta, se quedaba uno embobado y sonriente como si escuchase una nota de ruiseñor. De las palabras no cuenta la estructura, sino el timbre y la intención; son como vasijas que, aunque de la misma forma, unas están hechas de barro y otras de cristal puro y contienen una esencia deliciosa.

Rizal siente volar en el ambiente Las cadencias aladas Que allí llegaban desde Extremo Oriente Por aires filipinos transportadas... ¡Melancólica música sonriente, por el artístico ideal rimadas!

Subí por una escalera de mármol igualmente, acompañado del criado que salió a abrirme. En lo alto de ella estaba Isabel, sonriente y hermosa, que parecía un sueño. Vestía una bata blanca con adornos azules, y sus dorados cabellos caían en gruesa trenza sobre la espalda, con un lacito azul también en la punta. Comprendí mejor que nunca el loco amor de mi amigo Villa.

Ella ocupaba un sillón vacío junto a sus libros en las largas tardes de lectura, y por la noche, al abrir el camarote, deslizábase detrás de sus huellas, misteriosa y sonriente, para no abandonarle en las horas de insomnio y ser lo último que veían sus ojos, esfumándose como una visión que se aleja cuando al fin le rozaba la mano del sueño.

No es feo... exclamó la abuela acercándose y retirándose la fotografía a los ojos para ver sus diversas expresiones. Me gusta esta expresión enérgica, esos ojos francamente abiertos, esta boca medio sonriente... Tiene hermosos cabellos... y buen bigote... , no es feo... Mira, Magdalena. No eché más que una ojeada a la fotografía, que representaba, en efecto, un buen mozo.

Venturita acogía aquellas galanterías confusa, sonriente, con vivos temblores de gratitud, sin comprender que en aquel momento no representaba para el magnate más que «la dama que estaba a su derecha».

Un día de procesión la ha tenido Fidel enfrente de sus ojos, durante tres horas, en el balcón de unas amigas, emancipada, sin velo en cuerpo gentil, vestida de claro, movible contenta, sonriente..... ¡Qué transfiguración! ¡Qué liberalidad! ¡Qué tesoros! ¡Qué delicia!

Pero aquella mañana, Pepeta, influída por su reciente encuentro, se fijó en la ruina y hasta se detuvo en el camino para verla mejor. Los campos del tío Barret, ó mejor dicho para ella, «del judío don Salvador y sus descomulgados herederos», eran una mancha de miseria en medio de la huerta fecunda, trabajada y sonriente.

El corazón me dio un vuelco, y las piernas me flaquearon. Llegaba el momento crítico que había de resolver mi suerte. Haciendo un esfuerzo sobre mismo, acerqueme sonriente a las jóvenes. Debía de estar o muy rojo o muy pálido. Isabel no me dejó pronunciar una palabra. Si me hubiese dejado, no si hubiera sido capaz de hacerlo.

Palabra del Dia

cabalgaría

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