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Actualizado: 23 de junio de 2025


Si se quiere en pocas palabras formarse una idea general de las condiciones de todas estas comedias, fijémonos en las líneas que siguen, que se han escrito ya en otra obra sobre este mismo asunto : Un caballero joven, que vuelve de Flandes, busca en las calles de Madrid la casa de un amigo, en la cual ha de hospedarse; de improviso se le presenta una dama, tapada con un velo, que solicita su protección.

Reina, el señor de Le Maltour, solicita tu mano. Que le aproveche, tío. ¿Te gusta? Al contrario. ¿Por qué? Exponme las razones, pero buenas razones; no como las del otro día que no valían nada. Tampoco vuestros partidos no eran presentables, tío. Vamos al señor P. muy bien... ¡Oh, un hombre de treinta años, casi un patriarca! ¿Y el señor de C.? ¡Un hombre espantoso!

Aquello fue un recíproco coup de foudre... Pérez le declaró su pasión... Coca no pudo aceptarlo; le dijo que esperase y se echó a llorar... Y lloró sin cansarse en brazos de Laura, que muy solícita la consolaba... No hubiera acaso hallado fin aquel llanto, si no se presentara pronto don Mariano...

Con magestad real, con inaudita Pompa llegó, y al pie del monte para Quien los bienes del monte solicita: El Licenciado fue JUAN DE VERGARA El que llegó, con quien la turba ilustre En sus vecinos medios se repara. De Esculapio y de Apolo gloria, y lustre, Sino digalo el santo bien partido, Y su fama la misma envidia ilustre.

Juanita, más sorprendida que asustada, abría mucho los ojos y no sabía qué responder ni qué pensar de todo aquello. Seguía silenciosa y sólo decía para : «¿Qué monstruo será este que, según doña Inés, trata de devorarme? ¿Sabrá ella que don Andrés me persigue y me solicita, y le llamará por eso monstruo e infame bestia?

Pero estos inmensos canales excavados por la solícita mano de la Naturaleza, no introducen cambio ninguno en las costumbres nacionales. El hijo de los aventureros españoles que colonizaron el país, detesta la navegación y se considera como aprisionado en los estrechos límites del bote o la lancha.

PELAYO. Pues antes que entrase el cura Mos ha puesto impedimento. Vase. SANCHO. Oye, Elvira. ELVIRA. ¡Ay, Sancho! Siento Que tengo poca ventura. SANCHO. ¿Qué quiere el señor hacer, Que a mañana lo difiere? ELVIRA. Yo no entiendo lo que quiere, Pero debe de querer. SANCHO. ¿Es posible que me quita Esta noche? ¡ay, bellos ojos! ¡Tuviesen paz los enojos Que airado me solicita!

Debo decir con placer que no tengo sino gratos recuerdos de los numerosísimos amigos de café, de teatro, de wagon, de diligencia, etc., que coseché en España; amigos de una hora, anónimos, que se pierden para siempre un instante despues, pero que dejan buenos recuerdos por la amabilidad obsequiosa de sus maneras y la buena voluntad con que le dan al viajero, cuantos informes solicita.

Sus dos primas la observaban, mirándose luego con cierto aire de asombro, como si esta nueva manera de ser tuviese también su punto censurable. A Fernando, que de allí a poco debía emprender un viaje a Europa, le habló en tono afectuoso, pidiéndole no dejara de escribir con frecuencia, y ayudó a su madre, muy solícita, en el arreglo del equipaje.

Hay gallos en cada casa, en cada rincón, al pié de cada árbol, á lo largo de los muelles y playas, en la proa de cualquier barco de cabotaje, y como si todo esto no fuera bastante, se encuentran además esculpidos y pintados con carbón en las paredes. Es considerada por el indio como una falta de cortesía el tocar á un gallo de pelea, y siempre se solicita permiso del dueño para examinarlo.

Palabra del Dia

rigoleto

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