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Actualizado: 11 de mayo de 2025


6 Heme aquí a en lugar de Dios, conforme a tu dicho: De lodo soy yo también formado. 7 He aquí que mi terror no te espantará, ni mi mano se agravará sobre ti. 11 puso mis pies en el cepo, y guardó todas mis sendas. 13 ¿Por qué tomaste pleito contra él? Porque él no dirá todas sus palabras.

A estas incómodas sendas, encerradas entre setos bravíos y desconcertadas arboledas, sucedió muy pronto el suelo blando y enteramente despejado de la sierra.

James Park; por lo tanto bajamos del coche, pagamos el pasaje al conductor, y apoyado en el brazo de Reginaldo, lentamente emprendimos la marcha por las enarenadas sendas del paseo hasta que encontramos un asiento conveniente. El esplendor y la belleza de St. James Park, aun en un día de abril, constituyen siempre un goce para los verdaderos londinenses.

Era ágil y ligero como un gamo; conocía los más intrincados sitios y las más extraviadas sendas del bosque, y pronto desapareció como por encanto, no sin exclamar antes con su voz de niño, que se contraponía a la firmeza del tono: Ser padre de ella te ha salvado de la muerte. Ahora huyo, pero tal vez un día vuelva a buscarte y a exigirte su mano como sola satisfacción de mi afrenta.

Alhakem, después de la victoria, aún castigó fieramente a los rebeldes. Más de cuatrocientas cabezas de los que habían caído vivos en sus manos aparecieron cortadas y clavadas en sendas estacas en la orilla del Guadalquivir. Después quiso mostrarse clemente, porque no había de matar millares de personas: pero las expulsó de España a millares.

Es allí donde está la casita, las sendas, los ribazos donde he tenido los sueños más felices. El aspecto de las montañas, cuando el ganado aterido de frío baja a la llanura. Los espinos, el viento, la hierba seca, tienen íntimas melodías, que sólo el alma comprende.

En lo más alto del frontispicio había en vez de un escudo, que el señor Páez no tenía, un gran semicírculo de jaspe negro y en medio, en letras de oro, esta elocuente leyenda: 1868, que no indicaba más que la fecha de la construcción ciclópea. En las esquinas del terrado de gran balaustrada que coronaba el castillo, sendas águilas de hierro pintadas de verde probaban a levantar el vuelo.

Persuadido Candido por tan sólidas reflexîones, se desvió de la pradera, y se metió en una selva, donde cenó con Cacambo; y despues que hubiéron ámbos echado sendas maldiciones al inquisidor de Portugal, al gobernador de Buenos-Ayres, y al baron, se quedáron dormidos sobre la yerba.

Los dos pequeños, satisfechos en el fondo de una desgracia que atraía sobre la barraca la atención de toda la vega, guardaban la puerta, cerrando el paso á los chicos que, como bandadas de gorriones, llegaban por caminos y sendas con la malsana y excitada curiosidad de ver al muertecito. Ahora llegaba la suya: ahora eran los amos.

Apenas pensaba ya, no hacía más que sentir. La verja de bronce dorado, que separaba la capilla mayor del crucero, se interrumpía en ambos extremos para dejar espacio a los púlpitos de hierro, todos filigrana. Servían de atriles para la Epístola y el Evangelio, sendas águilas doradas con las alas abiertas.

Palabra del Dia

hociquea

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