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Actualizado: 12 de mayo de 2025


Era el andrógino de las remotas leyendas, hombre y mujer a un tiempo; la personificación del verdadero amor, que domina la sed de nuevos deseos, desconoce la curiosidad que inspira lo extraño y anhela confundirse con el ser que ama, hasta suprimir toda dualidad y que los dos sean eternamente uno solo. Y Teri era así.

El disgusto, las náuseas, muchos síntomas dispépsicos se hallan entre los efectos del anacardio unidos á cierto eretismo que se espresa por la tension y la sed despues de haber comido, por picotazos, sensacion de presion, por acumulacion de gases sin espulsion inferior, y que por la parte superior solo hay algun eructo, mientras que constituye una especie de gastritis la manifestacion de varios síntomas nerviosos, tales como: pirosis, eructos quemantes, acedías, sequedad de la garganta, hipo, aflujo de agua á la boca, sensacion de debilidad, punzadas en el estómago, síntomas todos que sobrevienen ó se agravan despues de la comida y á la que siguen siempre, abatimiento, incomodidades angustiosas, somnolencia, inaptitud al trabajo y tosecilla.

Sonrió al Magistral, y dijo: Los señores están en San Pedro. Ya lo suponía, hija mía, pero vengo muerto de sed y.... La aldeana fingida sirvió en la glorieta del jardín al Magistral un refresco delicioso que improvisó con arte. Dios te lo pague, Petrica. Y hablaron. Hablaron de la vida que hacían allí los señores.

Dicen también que después que los turcos se me llegaron, salí menos veces de las que debiera, y éstos, si se hallaron allí, se acuerdan mal, ó si no lo estuvieron, están mal informados, porque ultra de lo que creo yo que ninguna tierra que haya asediada y combatida ha echado tantas veces gente fuera ni con mejor orden, no se deben acordar que siempre que la eché volvieron huyendo con pérdida, é de que una vez que entre las otras, estando los turcos combatiéndonos las galeras, por disturbarlas y parescerme que se les podía hacer algún daño en aquella conjunctura, mandé á dos capitanes que con 300 soldados españoles é italianos saliesen asaltar las trincheas de los enemigos por la parte del Poniente, é que no solamente lo hicieran, pero que después de salidos, sin pasar del foso ni hacer ningún efecto, se volvieron al fuerte huyendo, y de que muchos que la quise echar, teniéndola á puncto é para salir, se iban las propias centinelas á dar aviso á los turcos; y también se les debe de haber olvidado que se me fueron á los turcos más de 1.000 hombres, de su propia voluntad, así por la mucha sed como por flaqueza de ánimo, é que no había hora ninguna de las del día ó noche que los enemigos no supiesen ni fuesen avisados de los nuestros propios de lo que dentro del fuerte se hacía, sin haber bastado remedio ninguno á que pudiese dejar de ser, buscando los que fueron posibles, porque para este particular tuve guardia, y porque de la mesma que mandaba poner se me iban, hice echar un bando que cualquier soldado que matase ó prendiese al fugitivo se le darían seis escudos al que le trujese vivo y cuatro al que le matase, y esto se observó y cumplió; y mandé hacer justicia de muchos que se huían, sin haber perdonado á ninguno.

A haber sustentado este pozo, remediara mucho la necesidad que se pasaba, y no se nos morían los caballos de sed, por no querer nunca beber de la salada. Cincuenta ó sesenta pasos deste pozo estaban otros dos de la misma suerte de agua. Un siciliano que llamaban el Capitán Sebastián se ofreció á sacar agua dulce para beber de la de la mar.

Es preciso haber pasado un día en la India y sentir las fatigas del cansancio y la sed, para comprender en todo su valor lo que significan los ecos de la campana del convento. El fraile del Oriente difiere completamente del que vulgarmente se conoce; por esa misma razón lo juzgan algunos mal.

Una sed eterna, semejante á la de los condenados, martirizaba á aquellos infelices. ¡Qué otro placer al salir de allí, que la paz y la sombra de la taberna, con el vaso delante que daba una alegría momentánea, engañando al hombre con ficticias fuerzas para seguir aquella vida de salamandra!...

Clara, en cuya portada, de piedra arenisca deleznable, parece ya irónico el sentido del lema non nobis sed saltem posteris que lleva al frente.

Pusiéronle á cuidar de la Reducción de Nuestra Señora del Guapay, donde estuvo dos años, logrando más frutos de paciencia, hambre, sed, befas y escarnios de los infieles que almas para Cristo, por ser los Chiriguanás gente bárbara, sobremanera obstinada, á quien ni amedrentan los castigos ni los beneficios domestican, pues habiendo usado Dios Nuestro Señor con ellos de ambos medios, ya procurando atraerlos con milagros y con el fervor de varones apostólicos, ya asombrándoles con tempestades furiosas y rayos del cielo, y con la carestía y pestilencia de la tierra, perseveran protervos en su obstinación.

Innumerables poetas siguieron las huellas de Lope de Vega, superándose en fecundidad unos á otros, y esforzándose en satisfacer, con nuevas composiciones, la sed inextinguible de sus favorecedores.

Palabra del Dia

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