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Actualizado: 29 de junio de 2025


El otro día dijo que si no se casaba con Marisalada, rompería su guitarra, y ya no podía meterse fraile, se metería a faccioso. Ya ve usted, tía María, que de todas maneras me comprometo, metiéndome en ese asunto.

Yo no os conozco dijo la joven , pero me siento unida á vos por un poder invencible; conozco que al separarme de vos, mi alma se rompería; no he amado nunca; vos sois el primer hombre á quien amo: ¿queréis mi amor? ¡Vuestro amor! exclamó asustado Montiño. ¡Qué! ¿le desprecias? ¡Ah! ¡señora! vuestro amor es la gloria. Dorotea se arrojó en los brazos de Montiño.

Yo rompería con todo, si no fuera porque me será difícil encontrar colocación inmediatamente, y crea usted que un periodo de vacaciones me balda... Por no me importaría; pero a mi madre y a mi hermana no quiero hacerlas ayunar. El pobre pensador, mi ilustre cuñado, está mal de intereses, y si yo no tiro del carro, los ayes y lamentos pidiendo pan se han de oír en Algeciras.

De buena gana rompería mis pinceles cuando comparo la naturaleza de este triste Occidente, mezquina y desgraciada, con esos climas favorecidos, esos cielos puros y ese sol sin mancha del magnífico Oriente, cuando vago con el pensamiento, bajo las chozas nómadas y patriarcales de los pastorales oasis o entre los augustos monumentos del viejo Egipto y cuando el magnífico habitante de esas felices regiones se eleva ante mis ojos en toda la energía de su primitiva grandeza y de sus formas originarias, mientras aquí observo cómo se han comprimido todas las fuerzas y restringido todas las facultades.

Nuestro bello sueño se rompería las alas contra las brutales realidades de la existencia; devolvámosle su vuelo y mirémosle perderse en el espacio entre una sonrisa y una lágrima. Este recuerdo será para la florecilla azul cogida juntos y que se secará solitaria en la mejor página del libro de mi vida.

Y volviendo al peldaño, charló con su compañero de plantón: «¡Qué alma de mujer...! ¡Ay!, tengo el genio tan vivo, que rompería la puerta, cogería al niño y le llevaría a que le dieran de mamar... ¿Es usted médico?». No, señora; soy farmacéutico.

Pero es que yo no la rompería tontamente sobre el escudo del otro, sino contra mi rodilla. Y así convertiría lo que no es más que un pincho inútil en una buena maza. ¿Y después? Dejaría que el otro me clavase su espadín en una pierna ó en el brazo, ó donde mejor le pareciese y luego y con toda calma le estrellaría los sesos con mi maza. ¡Bravo, Tristán!

Esos los rompería yo en seguida al verla culpada. El vínculo indisoluble es el de mi amor, que su culpa no extingue ni ahoga. »¿Cómo separarme para siempre de ella si mi corazón queda con ella para siempre? »Nada le he dicho. No le he dado la menor queja. ¿Cómo quejarme sin matarla? ¿Cómo matarla amándola tanto? »Toda explicación con ella, toda palabra sobre su falta me parecería fea.

Llegó a la convicción de que el hechizo conservaba toda su fuerza y no se rompería hasta que Aixa no desapareciera del mundo. El auto de fe que iba a realizarse quedó para él como la suprema esperanza. Esa misma tarde, Ramiro, dejó el palacio del Conde de Fuensalida, y se alojó en la posada del Sevillano.

Mire usted qué rodillas... Si se le pusiera traje de hierro lo mismo lo rompería...». «¡Qué gracioso barbián! Es de la piel del diablo... Este será un hombre» indicó Pez besándole, y besando también a la niña. Dame cuartos dijo el pequeño con descaro. ¿Ve usted qué pillete?... ¡chico!... ¿qué es eso?... No haga usted caso. Tiene la mala costumbre de pedir cuartos a todo el mundo.

Palabra del Dia

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