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Actualizado: 25 de junio de 2025
CABEZA DE VACA, cap. 76, fol. 51. Fué y volvió, refiriendo lo que dice el mismo CABEZA DE VACA, cap. 69 y 70, fol. 4, vuelta 5. Vá Hernando de Rivera á los Orejones y Acarés, navegando rio arriba.
Con esto mandó que nos previniésemos para entrar en la provincia, aunque veia el poco provecho que se nos seguia, porque no era hombre para tanta empresa, y le aborrecian todos los capitanes y soldados, tanto como él era perezoso, y poco piadoso con los soldados . Caminamos 18 dias, y no vimos ni á los Cários ni á otros indios, y faltándonos la comida, fué preciso volver al puerto de los Reyes, dando antes órden á Francisco de Rivera, que con otros diez soldados, pasase adelante, y que, no hallando gente á los diez dias de camino, se volviesen á las naves donde los esperábamos.
Y así se hubiera estado la pobre hasta desmoronarse, a no haber arribado, en comisión del servicio, el brigadier Rivera.
Admirable, señora, admirable contestó el coronel con voz cavernosa. A ver Rivera, dé V. la vuelta para que le examinemos por todas partes... D. Bernardo giró gravemente en redondo, haciendo sonar el terrible espadón y las espuelas. En aquel instante se oyó un resuello singular en la estancia, al cual siguió una explosión de carcajada contenida.
Viendo la Magestad de nuestro Católico Rey D. Felipe III., lo poco que aprovechaban los medios de la fuerza y del rigor para sugetar á los indios chilenos, que tan soberbios é insolentes se hallaban con las victorias que habian tenido, y con la toma y ruina de las ciudades que nos destruyeron, se dignó resolver, que totalmente se mudase de estilo en esta conquista, y que dejando del todo la guerra ofensiva, se redujese solo á la ofensiva: considerando que por este medio se reducirian los indios mas facilmente á la Fé, y la recibirian con mas amor y aplicacion, viéndose libres del tumulto, y ruido de las armas, para lo cual se valió de la prudencia, celo y eficacia del citado Padre Luis de Valdivia, religioso de la extinguida compañia de Jesus, eligiendo por Gobernador á D. Alonso de Rivera, que á la sazón lo era del Tucuman, y antes lo habia sido de Chile.
Hizo prevenir una nave el Adalantado, con 80 soldados, de que nombró por capitan á Hernando de Rivera, mandándole subiese por el rio Paraguay, buscando la nacion de los indios Xarayes, y que entrase la tierra adentro, dos dias y no mas, y volviese á darle cuenta de la provincia, y sus indios.
Mas pronto se consolaba, que en su edad las penas no abren surco profundo en el corazón, y aceptaba la vida monótona y holgazana del colegio con gusto. Su respetable tío D. Bernardo Rivera venía a visitarle de vez en cuando, y si él no podía hacerlo a causa de sus graves ocupaciones, comisionaba al bueno de Hojeda, para que fuese en su nombre. Miguel prefería estas visitas por representación.
Es una Virgen de la Concepción, de tamaño natural, pintada por el Spagnoletto, y, sin embargo, dulce, suave, tierna, ideal; rodeada de ángeles de rostro inocente, y anegada, por decirlo así, en la placidez de la divina gracia..... Más claro: es una Virgen de la Concepción que nadie hubiera creído pudiese pintar el austero y sombrío autor del Jacob, de los martirios de San Bartolomé y San Esteban, del Apostolado y de todas las demás enérgicas y terribles obras que constituyen la gloria especialísima de nuestro inmortal Rivera.
Siento en el alma no traer la fe de bautismo en el bolsillo; pero si V. no tiene cosa más urgente que hacer, puede pasarse por la sacristía de la iglesia de San Ginés y allí le enseñarán el libro parroquial donde consta mi nacimiento y el de mi hermana... Si V. desea una tarjeta para el sacristán se la daré... ¿No la quiere V.?... Bien, pues V. me dispensará, caballero; me aguardan en este momento... Miguel Rivera, para servir a V....
Donde la intendenta le llevó mucha ventaja fue en la mímica: Anita era una consumada actriz, mientras el tío Manolo se movía poco y con trabajo en la escena. El acto de Lucía comenzó igualmente muy bien: los coros, contra lo que se esperaba, estuvieron bastante acertados: Rivera dijo sus primeras frases de indignación con buen éxito: el concertante tampoco salió mal.
Palabra del Dia
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