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Actualizado: 11 de junio de 2025


Cuando entré en casa, la abuela, que estaba en el salón, notó en seguida mi alegría y levantó la cabeza tan bruscamente que se le cayeron las gafas a la alfombra. Muy risueña estás, hija mía me dijo con su bondad habitual. ¿Qué hay? Sin tener en cuenta su animosidad por nuestras investigaciones, se lo conté todo y le leí triunfalmente la carta del señor Baltet.

Electra, , juguetona y risueña, ¡cuán llena de vida y de esperanzas, y la ciencia qué yerta, qué solitaria, qué vacía! Aquí está lo bueno. MÁXIMO. ¿A ver, a ver qué has hecho? ¡Arroz con menudillos! La traza es superior. ELECTRA. Elógialo por adelantado, que está muy bien... Verás. MÁXIMO. Se me ha metido en mi casa un angelito cocinero...

Las mujeres, con los brazos y los ojos bajos, brincaban mucho menos y recibían la ruidosa y tosca adoración de su pareja dignamente y ruborizándose. Pero ¡quién se acordaba de ninguna de ellas teniendo á la vista la figura encantadora y risueña de la condesa de Trevia!

«Papá ha salido díjole no muy risueña . ¡Cuánto sentirá no verle a usted para que le cuente eso!... ¿Tuvo usted mucho miedo? Dice Juan que se metió usted debajo de un banco». ¡Ay, qué gracia! ¿Ha salido también Juan? No, se está vistiendo. Pase usted.

¡Tengo recuerdos atroces! añadió el joven insistiendo. Después, con un acento conmovido, añadió: Sois una joven llena de bondad y delicadeza, a quien estimo en extremo, pero esos motivos no puedo decirlos, ni a vos misma. Levantose Juana algo turbada y alzando su tapado: Creo que me comprometo dijo risueña.

Mi hermana no ha bajado aún. ¡Ah! ya viene. Bettina hizo su entrada con el mismo vestido de muselina blanca y el mismo grupo de encajes, la misma belleza y la misma acogida amable, risueña, franca. Servidora de usted, señor cura. ¿Me habéis perdonado mi horrible indiscreción del otro día?

Y agarrado a la reja se expresaba con tal vehemencia, que parecía querer meter su cara por entre los hierros buscando la de María de la Luz. Quieto, ¿eh? dijo la muchacha con risueña amenaza. A ti que te voy a picá yo, pero con una horquilla del moño, si no te estás quieto. Ya sabes, Rafaé, que no me gustan ciertas bromas y que salgo a la reja porque me prometes que serás formal.

El ídolo está cubierto con tupido velo, ó se presenta á los adoradores con faz atractiva y risueña; mas por esto no varía, es el hombre que se ha levantado á propio un altar en su corazon, y se tributa incienso, y desea que se lo tributen los demas. Cuán general es dicha pasion.

Y ya, en esto, se venía a más andar el alba, alegre y risueña: las florecillas de los campos se descollaban y erguían, y los líquidos cristales de los arroyuelos, murmurando por entre blancas y pardas guijas, iban a dar tributo a los ríos que los esperaban.

Mas me importaba un bledo la vida. Tenía un cura para ejercitar mi lógica y esto me bastaba. Cuando le había fastidiado, hastiado y hostilizado mucho, esforzábase en dar a su fisonomía una severa expresión, pero se veía obligado a renunciar a su proyecto, porque su boca risueña siempre, rehusaba en absoluto obedecerle.

Palabra del Dia

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