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Actualizado: 4 de junio de 2025
Has llegado con esa espada que tienes en la boca al sitio mismo donde te tenía guardada... Te quería más que he querido á mi madre... Te respetaba más que á la Virgen de Grasia... Todo ha terminado... El soplo que acabas de dar ha sido tan fuerte que ni cenizas quedaron de ese fuego... Me alegro y te doy las gracias... Escucha, niña, no te he partío el corazón ahora mismo porque me acuerdo de lo mucho que te he querido... Conque Dios te guarde... Si te debía algunas, ya te las has cobrado...
Es cháchara, y na más. Tengo mujer y cuatro hijos, y la probesita llora por mi causa más que la Virgen de las Angustias. Yo soy moro de paz. Un desgrasio, que es como es porque le persigue la mala sombra. Y como si tuviese empeño en hacerse agradable a doña Sol, rompió en entusiastas elogios a su familia. El marqués de Moraima era uno de los hombres que más respetaba en el mundo.
Don Andrés le dijo que él respetaba como nadie la libertad de conciencia y de enseñanza; pero que si quería gozar de la tertulia de los señores de Roldan, debía ser como los catedráticos pagados por el Gobierno, que si son prudentes y juiciosos, se guardan sus impiedades para mejor ocasión, y en la cátedra, que es su tertulia de doña Inés, son muy comedidos y procuran no decir nada que ofenda las creencias de quien los paga o de quien los recibe.
La vista del castillo le apenaba profundamente; el aire que respiraba alteraba su salud, y, a no verme sufrir tanto, se hubiese retirado de nuestra morada desde hacía mucho tiempo. Sombrío y taciturno, huía de toda distracción y aun del estudio; entregado a la religión, pasaba día y noche al pie del altar. En los alrededores era tenido por un santo, y hasta mi marido respetaba su virtud.
Porque eso sí, ella respetaba la casa paterna y jamás allí las tenía, como no fuese con mil sigilosas precauciones y a furto del severo autor de su existencia. Catalina, al acudir a fiesta tan numerosa y estruendosa, daba un paso atrevido e inusitado, y atropellaba un poco su decoro, y, si no su buena, su mediana fama: todo por devoción a Arturito, cuya munificencia la encantaba y seducía.
El buen Pablo se retorcía de dolor, pero sin gritar, porque respetaba mucho el sueño del papá de la feroz muchacha. Por Dios, Valentina, si estás equivocada... No fué más que un instante para preguntarle si había concluído de bordar mis pañuelos...
«Además, el Magistral no era un místico; lo menos malo que se podía pensar de él era que se proponía ganar a las señoras de categoría para adquirir más y más influencia». Cuando don Álvaro se atrevió a decir esto, ya sus confidencias habían sido muy íntimas. De amor no se hablaba; Mesía, aunque con trabajo, respetaba a la Regenta hasta el punto de no tocarle al pelo de la ropa.
El Gran Capitán no pudo continuar, porque la pena ahogaba su voz; D.ª Gregoria se llevó también la punta del delantal a los ojos, y Santorcaz, más serio y grave que antes, respetaba el dolor de sus dos amigos. Me han asegurado dijo, después de una pausa que ese D. Pedro Velarde iba a comer todos los días en casa de Murat. ¿Es que simpatizaba con los franceses?
Ella, que no respetaba nada en el mundo, respetaba al clérigo por un sentimiento natural adquirido desde la cuna y, si se quiere, mamado con la leche. Ofreció una silla al Padre y otra al Hermano que acompañaba al Padre. No, no me siento dijo con áspera voz Gracián, blandiendo su sombrero de teja, como si fuera un montante para cortar cabezas ; nos vamos enseguida.
Empuña su espada, alcanza á los rebeldes, los derrota, y cual otro Mariscal de Sajonia en la batalla de Fontenoi, entra al pueblo de las Peñas, cargado en hombros de sus soldados. Tan leal como valiente, respetaba las personas de los que se habian amparado del perdon ofrecido por el Virey de Lima.
Palabra del Dia
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