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Actualizado: 19 de mayo de 2025


Entre la imposta del arco principal y el cornisamento, se ven cuatro hermosos bajo-relieves, los cuales figuran las exequias de Marceau, la batalla de Aboukir, dada en 1798, en ocasion en que Murat hace prisionero al bajá de Roumelia; el puente de Arcola, tomado portentosamente por Napoleon en medio del fuego enemigo, y la toma de Alejandría, á fines del siglo XVIII.

El Gran Capitán no pudo continuar, porque la pena ahogaba su voz; D.ª Gregoria se llevó también la punta del delantal a los ojos, y Santorcaz, más serio y grave que antes, respetaba el dolor de sus dos amigos. Me han asegurado dijo, después de una pausa que ese D. Pedro Velarde iba a comer todos los días en casa de Murat. ¿Es que simpatizaba con los franceses?

Lavalle, La Madrid y tantos otros, son argentinos siempre, soldados de caballería, brillantes como Murat, si se quiere; pero el instinto gaucho se abre paso por entre la coraza y las charreteras. Paz es militar a la europea: no cree en el valor solo si no se subordina a la táctica, la estrategia y la disciplina; apenas sabe andar a caballo; es, además, manco y no podría manejar una lanza.

¡Boum! ¡Boum! exclamaba, y con el rostro excitado por la refriega y el puño cerrado por la ira militar, caían los enemigos deshechos por las metrallas y por las bombas, y don Pío, como un Murat, se levantaba jadeante, triunfante, sublime en el campo de la acción. Había en el colegio un chicuelo que se llamaba Martín Roll, que era la piel del diablo.

Cuando la derrota de Torata, o Moquegua, no recuerdo bien, Lavalle, protegiendo la retirada del ejército, da cuarenta cargas en día y medio, hasta que no le quedan 20 soldados para dar otras. No recuerdo si la caballería de Murat hizo jamás un prodigio igual. Pero ved las consecuencias funestas que trae este hecho para la República.

Mientras los del centro hacíamos lo que habéis oído, allá por la izquierda, en esa tierra llana que tenemos a este lado, la caballería cargaba portentosamente al mando de Lannes y Murat. Francamente, rapaces, de esto poco os puedo hablar, porque caí herido: por un buen rato se me pusieron telarañas ante los ojos, y mis oídos no percibían sino un vago zumbido.

El camino nuevo de Possilipo, obra del rey Murat, costeaba el golfo, elevándose lentamente por la falda de la montaña, haciendo cada vez mayor el declive entre su calzada y el borde del mar. En esta pendiente asomaban las «villas» sus fachadas blancas ó rosadas entre los esplendores de una vegetación siempre verde y lustrosa.

La junta, presidida por Casas, se hizo cargo de los despachos de Murat y de los que el gobierno británico habia enviado por medio de Colincour y de Cochrane, y optó decididamente por la conservacion del estado de cosas sin alteracion de ninguna especie.

Trepando en la áspera senda de la gloria, llegaron simultáneamente a la cumbre, y allí, con la cara torva, se miraron como debieron hacerlo Jiménez de Quezada y Belalcázar, al encontrarse frente a frente en la sabana de Bogotá, partidos, el uno del norte y el otro del sur, después de largos meses de martirio... Más tarde, los colombianos contaban a sus hijos el duro batallar de la Independencia, la figura de Necochea, del Murat argentino, abriéndose camino, con su sable entre el muro español... y a su vez, los argentinos, los pocos que vegetaban aún en las largas y tristes veladas de la tiranía, narraban en voz baja las hazañas pasadas, cuando Córdoba avanzaba como un héroe legendario, a la voz de «¡Paso de vencedores!» Y los dos pueblos que habían dado libertad a la América y confundido su sangre en la batalla, dejaban a la generación que los seguía, ese legado de cariño, de simpática respeto que hoy muestra Colombia para la Argentina y la Argentina para Colombia.

Cuarenta argollas está labrando el lascivo Murat para conduciros al Norte como a los animales más inmundos... ¡Soldados, gemid de rabia y furor!... Doce millones de hombres os están mirando y envidiando vuestra gloria, y aun la Francia misma ansia por vuestros triunfosRuidosos aplausos y gritos acogieron esta proclama, fielmente recitada con dramáticos gestos por el muchacho.

Palabra del Dia

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