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Actualizado: 1 de mayo de 2025


A estas últimas palabras del Padre Ambrosio, no replicó Fray Miguel para contradecirlas ni mucho menos para manifestar que había quedado convencido y satisfecho. Su única contestación fue un sonido inarticulado que exhaló su pecho y que brotó de sus labios, de tan indefinible condición que podía dudarse de si era suspiro o refunfuño, bendición o maldición, muestra de gratitud o de queja.

Vayan al diablo el Señor y los Reverendos Padres refunfuñó Zalacaín . La verdad es que este rey es un rey ridículo. Esperó Martín a que despachara el Señor con los Reverendos, hasta que el rozagante Borbón, con su aire de hombre bien cebado, salió de la ermita, rodeado de su Estado Mayor. Junto al Pretendiente iba una mujer a caballo, que Martín supuso sería doña Blanca. Ahí está el Rey.

«Tío, por Dios, tío, despierte usted» volvió a decir Fortunata gritando; y como asomase a la puerta la flácida y carunculosa efigie de Ido del Sagrario, la joven le dijo: «¿Pero qué hace usted que no despierta a mi tío?... ¡Qué sola me tienen aquí! ¡Y esa chiquilla que no viene!». Ido refunfuñó algo que Fortunata no pudo entender.

Inmediatamente declaró que tenía una hambre de caníbal y aceptó con un desenfado que me encantó. Me esquivé un instante para ir a afrontar el mal humor de Susana. Susana dije entrando con agitación en la cocina, el señor de Couprat come con nosotros. ¿Tenemos algún pollo gordo, leche, fresas, cerezas? ¡Ah, Señor! ¡cuánta cosa! refunfuñó Susana; hay lo que hay y nada más.

Hace ocho días que no se ha dejado ver ni ha dado señales de vida. ¡Si habitara en la luna, no vendría con más rareza! El señor Hellinger refunfuñó algo en su barba y se preparó a tomar su larga pipa. Parece que todavía hay algo que no va bien, continuó ella. En estos últimos tiempos, sobre todo, se ha vuelto tan raro: suele dar vueltas en mi derredor sin decirme una palabra amable.

¡Ordinario, vulgarote! vociferó ella. Y mientras el atorrante bajaba las escaleras, saltando los peldaños de cuatro en cuatro, Angelita, echada sobre la barandilla, le hacía pitos, diciendo de burlas: ¡Adiós, tío Agapo! Arrojóle un salivazo, tan certero, que le cayó en la mano. ¡Puerca! ¡víbora! refunfuñó el filósofo. Pero, mamá decía Susana, ¿por qué le tratas de ese modo?

Sarto refunfuñó algo, pero lo esperaba, y en definitiva dio su aprobación a mi plan, animándose a medida que se acercaba la hora de realizarlo. También Tarlein se manifestó dispuesto a todo, aunque por estar enamorado arriesgaba más que Sarto. ¡Cuánto lo envidiaba yo!

¡Oh! no, no, señora exclamó la señora de Aubry aplaudiendo esta atrevida metáfora. El honor y la gloria son muy bellos en las novelas; pero yo prefiero con mucho un buen carruaje. , ciertamente, y es lo que decía esta mañana al general, al venir hasta aquí: ¿es verdad, general? Hum refunfuñó el general, que jugaba tristemente en un rincón, con el antiguo corsario.

¡Si usted tuviera la bondad de ser un poco más franco! se atrevió a decirle don Simón. ¡Pssée! refunfuñó don Zambombo . ¡Como tampoco ustedes lo son!... ¿Cómo que no? Es la verdad. Y si no, a verlo vamos. Yo me comprometo a votarle a usted con todos mis amigos... Muchas gracias, señor don Jeromo. Con tal de que usted se comprometa a otra cosa.

El hecho es que no sólo Pablo, sino que todos estaban alarmados, temiendo fuera ya llegado el momento fatal de despedirse de su último sueño de vida humana... Siempre con bromas de mal gusto, vizconde refunfuñó don Fernando.

Palabra del Dia

hociquea

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