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Actualizado: 1 de noviembre de 2025
Una hora después recibió otro recado de ella aconsejándole que almorzase solo y pasase después por su habitación, que para entonces ya estaría vestida y preparada. Así lo hizo, cada vez más inquieto y receloso; pero al entrar en el cuarto de la joven, encontró que estaba, en efecto, levantada, pero de ningún modo dispuesta para partir.
Y al charco fue al salir el sol, limpiándose los sudores, y con la sangre a medio helar. Llegó. Llamó. /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ Vio salir del agua las dos bocas negras. Oyó que le decían «¿qué quiere el leñador?»pero no tenía fuerzas para dar su recado. Al fin dijo tartamudeando: Para mí, nada: ¿qué pudiera yo pedir? Pero se ha cansado mi mujer de ser princesa.
Puñaleph, anciano, vive sobre el camino de las Víboras, en el parage de Colchague, y gobierna 10 indios con sus familias, en 10 toldos: siendo sus aguadas 7 pozos cavados: dista de la Punta del Sauce, 100 leguas poco mas ó menos..............................10 Lepian, anciano, tiene 20 en 10 toldos, y vive en Tenel, que quiere decir recado hallado.
Por si acaso; léela aquí, por si tienes que contestar en seguida o dejar algún recado; ¿no comprendes? De Pas hizo un gesto de indiferencia y leyó la carta. Leyó en alta voz. Otra cosa hubiera sido despertar sospechas. No estaba su madre acostumbrada a que hubiera secretos para ella. «Además, ¿qué podía decir la Regenta? Nada de particular».
Transcurrido algún tiempo, recibió Juan un recado del posadero, diciendo que el médico deseaba verlo abajo un momento. Al entrar en el mal iluminado salón, Juan observó la figura embozada de una mujer cerca del hogar y disponíase a retirarse, cuando una voz, que recordaba muy agradablemente, exclamó: ¡Oh! ¡no hay cuidado! El médico soy yo.
Venga vuestra señoría conmigo; cabalmente doña Clara, según me ha dicho su dueña, no está de servicio. Vamos, pues dijo el padre Aliaga. Ruy Soto encendió una lámpara de mano, abrió una puertecilla y subió por una escalera de caracol. El padre Aliaga le siguió. Poco después Ruy Soto llamaba á la puerta del cuarto de doña Clara, y daba el recado del padre Aliaga.
¿No sabe usted?... Vengo sola desde casa de D.ª Trinidad... Vengo a cenar con ustedes... Pero háganme el favor de mandar un recado a papá. Se esforzaba en aparecer serena y risueña. Conque solita, ¿eh? Solita a las ocho de la noche dijo D. Martín en tono de broma. ¡Ay, si supieran ustedes qué agitada venía!... Anda tan poca gente por la calle.
Se reconocieron; y dijo al instante Leto: He andado buscándole a usted por todo Villavieja. Y yo venía dudando dijo a su vez el comandante , si colarme ahora en la botica para hablar con usted delante de don Adrián, o dejarle recado para que se viera conmigo en mi casa. ¿Luego tiene usted algo grave que decirme? observó Leto casi afónico y temblándole todas las entrañas.
Pues si ahora no estuviese muy ocupada..., necesitaba darle un recado. Yo no creo... El marido no ha venío, y Dios sabe cuándo vendrá, porque suele ajumarse un poco por ahí, y llega tarde... Etará quisá acostando a los niño... Pues, con permiso de usted, voy allá a ver si la veo. Y traté de separarme, haciendo una inclinación de cabeza.
¿Pues quién ha de ser, niña? contestó Rafaela al ver o al imaginar que se recibían sin enojo sus insinuaciones , ¿Quién ha de ser sino el propio excelentísimo señor don Andrés Rubio? ¿Y por dónde lo sabes tú? ¿Quién te encomendó que me vinieses con ese recado? Me lo encomendó..., nada más natural..., el confidente de don Andrés. Me lo encomendó Longino.
Palabra del Dia
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