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Va á ser preciso jugar mano á mano con esa buena pieza. ¿Estás dispuesto á seguir el plan que te voy á trazar? Ciegamente. Pues bien, escucha. Si cometieras la imprudencia de presentarte mañana en la Celle-Saint-Cloud, con el aire radiante y diciendo á Clementina: "¡Heme aquí!

Salimos, pues, los cuatro, dando escolta alegremente a un voluminoso cesto lleno de provisiones, con el que cargábamos alternativamente Lautrec y yo. El tiempo estaba radiante y el calor nos hubiera parecido insoportable si hubiéramos tenido que ir a descubierto por una carretera.

Magdalena, dechado de elegancia y distinción, apoyábase en su novio y éste, radiante de felicidad, olvidándose de los espectadores, del bullicio del baile, del ritmo de la música, y anegando sus miradas en los ojos entornados de Magdalena, confundiendo con ella su aliento y escuchando los latidos de sus corazones, unidos por misteriosa corriente magnética, sintiose contagiado por la embriaguez que dominaba a su novia y le trastornó el vértigo.

El sol se elevaba. Entramos en plena campiña; dejé de reconocer los lugares que cruzábamos; vi rostros nuevos; mi tía me contemplaba con bondadosa mirada. La fisonomía de Agustín estaba radiante; yo sentía, tanto encogimiento como pena.

Al despertar el alba, fue transportado el ataúd de su lecho a la iglesia; seguidos por el llanto y el duelo de doce aldeas, atravesaron los restos de mi madre el jardín por el mismo sendero de los avellanos, donde yo había visto frecuentemente volver de la iglesia a aquella virtuosa mujer, radiante o compungido su rostro de dicha y de piedad.

Simoun se había levantado y su semblante estaba radiante: el ardor que le animaba cuando, cuatro meses antes, esplicaba á Basilio sus proyectos en el bosque de sus antepasados, reaparecía en su fisonomía como un rojo crepúsculo despues de un nublado día.

Cuando entró en la sala de juego le vió al fin venir hacia ella con la faz radiante. Toda su tristeza se había disipado al verla y al observar que le buscaba. Si quieres que hablemos un momentito, vente al despacho de papá. Saliendo al corredor lo hallarás a mano derecha le dijo rápidamente y con acento cariñoso. Y se fué.

Y tiene usted que ayudarme, porque yo no me caso con un tilingo, por mucha plata que tenga y por muy conocido que sea. ¡Eso no, eso no!... Vinieron a buscarla y se fué. Pero quedamos en que vendrá a verme uno de estos días y me expondrá su problema. Me ha dejado llena de curiosidad y un poco intranquila. Una tarde clarísima, luminosa, radiante; el cielo azul, altísimo, límpido, traslúcido.

»Amaury había salido para volver más pronto indudablemente, y se conocía que no hacía mucho rato porque el semblante de Magdalena, estaba, radiante aún de felicidad. »¡Pobre hija mía! A creerla, nunca se encontró mejor. »¿Me habré equivocado yo? Este amor que a me asustaba, tanto, ¿habrá venido a dar vigor a esa complexión enfermiza y enclenque, cuya destrucción temía?

Se convino en que iríamos los tres el domingo próximo, y Elena, radiante, nos dio las gracias a Luciana y a como si le hubiéramos hecho un rico regalo. Elena al Padre Jalavieux. Septiembre. Me pregunta usted, señor cura, si tengo amigas y cómo son... Todavía no he encontrado ninguna a mi gusto. Tengo, sin embargo, por vecina a una joven muy guapa, inteligente y artista.