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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Cuando más embebidos se hallaban en la discusión, del hueco de otra puerta cercana salió una sombra estrecha, elevada, y se aproximó a ellos rápidamente. Buenas noches, padre, buenas noches.
Todas estas ideas han pasado rápidamente por el cerebro un poco hueco de Orsi. «Indudablemente ha concluido , yo puedo ser un genio, pero he de reconocer que aquí, en este pueblo, no estoy solo.»
¡No! dijo el maestro. ¿Pues no te di yo el cuchillo para eso? dijo la niña rápidamente. Me dio el cuchillo repitió el maestro maquinalmente.
Volvió rápidamente la cabeza... y ¡mire usted que estaba bien...! ¡Un señor venerable, con cara de santito, entretenerse en tales porquerías! Doña Manuela lanzó una mirada tan severa al vejete de rostro bondadoso, que el sátiro retrocedió, levantando el embozo de la capa con sus audaces manos.
Apoderóse del infeliz un miedo indecible que se manifestó primero por ligero temblor, que se fué acentuando rápidamente hasta no dejarle hablar. Con los ojos abiertos, la frente sudorosa, se cogió del brazo del P. Irene, trató de incorporarse, pero no pudo y, lanzando dos ronquidos, cayó pesadamente sobre la almohada. Capitan Tiago tenía los ojos abiertos y babeaba: estaba muerto.
Agapo se adelantó, a fin de evitar la luz del farol, y dirigióse a don Pablo, que no se movía, en el umbral del comedor. Tengo que hablarle díjole rápidamente, sígame, afuera, en la calle. El bastón cayó de las manos temblorosas de don Pablo Aquiles... Misia Casilda se había precipitado al atorrante, y le obligó a entrar y a ponerse delante de la luz, que quería evitar.
Sin duda van a hacer algo en las esclusas responde él en el mismo tono. No te muevas y no tengas miedo. La sombra avanza rápidamente... Un grito, una especie de rugido animal, atraviesa la noche, dominando el ruido de la tempestad. ¡Es Martín! dice Juan, retirándose algunos pasos.
Al fin levantó de entre sus ropas un manto y se envolvió rápidamente en él. ¿Decís, Manuel exclamó con voz concentrada y breve , que sabéis dónde están juntos ese hombre y esa mujer? Sí dijo el bufón. Venid.
Otras veces se incorporaba lentamente, con gruñidos de vigilante hostilidad. Alguien pasaba por cerca de la alquería; una sombra, un hombre caminando de prisa, con la celeridad de los ibicencos, habituados a ir rápidamente de un lado a otro de la isla. Si la sombra hablaba, contestaban todos a su saludo.
Gonzalo miró alejarse el coche, y permaneció largo rato inmóvil, agarrando con la mano una reja de hierro de la puerta. Poco después de anochecer, llegó Pablito de la villa. Después de comer, aprovechó un momento para decir a su cuñado rápidamente: Mañana a las ocho en la quinta de Soldevilla... a pistola. A las seis pasarán por aquí Peña y don Rudesindo. Estáte preparado.
Palabra del Dia
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