United States or Slovenia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sólo sonaban los pasos de Maltrana haciendo crujir la arena, y este ruido le parecía tan grande, tan agigantado por el silencio, que podía despertar a los guardas a muchas leguas de distancia. De vez en cuando la selva agitábase con ondulaciones ruidosas. Una ráfaga de viento moviendo una rama daba la señal. Toda la arboleda se estremecía, inclinando las copas.

Mientras la chupaba, haciéndole un agujerito y apretándola como aprietan los chicos la teta, a la señora de Rubín le pasó por el cerebro otra ráfaga de aquel furor que determinó el acto de la mañana: «Tu marido es mío y te lo tengo que quitar... Pinturera... santurrona... ya te diré yo si eres ángel o lo que eres... Tu marido es mío; me lo has robado... como se puede robar un pañuelo.

Aunque tuvo deseos de salir para esparcir su mal humor y refrescar la cabeza, no lo hizo retenido por una vaga esperanza, que no tardó mucho en cuajarse. Á eso de las doce apareció un hombre en la puerta preguntando por él, con una carta en la mano. Por su semblante fruncido pasó una imperceptible ráfaga de satisfacción. ¡Al fin!

Parecían dos leones. No les faltó más que olerse. Después se acercaron más, y se estrecharon las diestras con recias sacudidas. Entonces me parecieron dos robles gemelos de la montaña estremecidos por el soplo de una misma ráfaga. No lo que se dijeron, ni si se dijeron algo. ¿Para qué?

Un grupo de mujeres, abrigadas con mantones grises y envuelta la cabeza en sereneros de estambre de varios colores entró en la tienda, animándola repentinamente con una ráfaga de saludos y movimientos desordenados. D.ª Feliciana y Carmen se levantaron y salieron á recibirlas. Hubo por breve rato besos sonoros en las mejillas, risas descompasadas y preguntas sin fin.

Sólo a trechos descollaban algunos pinos, hayas y encinas. Pronto la oscuridad lo envolvió todo. Aunque no llovía, estaba muy nublado, y él distinguía confusamente los objetos. El silencio era profundo. Lo rompía sólo, de cuando en cuando, tal cual ráfaga de viento suave que agitaba las hojas, o alguna liebre que brincaba o atravesaba corriendo por entre las matas.

Madre bruja, que con la aguja que lleva en el cuerno, cose los virgos en el Infierno y los calzones de los maridos cabrones! El caballero siente que una ráfaga le arrebata de la silla, y ve desaparecer a su caballo en una carrera infernal. Mira temblar la luz del cirio sobre su puño cerrado, y advierte con espanto que sólo oprime un hueso de muerto.

D. Diego y D. Paco estaban sentados en el corredor, el uno frente al otro, mirándose como dos esfinges de la tristeza, y en las manos del último los verdes cardenales indicaban el suplicio de que había sido víctima. El infeliz anciano a ratos hendía los aires con la ráfaga de sus fuertes suspiros, que habrían hecho navegar de largo a un navío de línea.

De escaparme ; porque había vuelto a imponérseme esta idea, no como la primera vez que la sentí pasando por mi cerebro como una ráfaga, sino como un prurito irresistible que iba desbaratando por momentos la obra de mi aclimatación, casi a punto de terminarse ya.

Brilló en el río la última ráfaga de luz; la verdosa claridad del aire se tornó en un vago reflejo de color de violeta, ennegrecióse el valle, y llegó la noche. «Así, pensaba yo, así se van las alegres ilusiones, así se desvanecen las más risueñas esperanzas: La vida es un perpetuo dolor.