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Actualizado: 26 de junio de 2025
Viene el día en estos coloquios, y aparece el marqués, que observa á los de la ronda y quiere perseguirlos, pero al fin retarda su venganza hasta la noche inmediata, por creerla más segura. La jornada tercera es como un intermedio y parodia de la acción principal, y representa los amoríos y querellas de los criados de ambos sexos, semejantes á los de sus amos.
Sus ojos fosforecían como luciérnagas, y la extremada blancura de su tez vencía la obscuridad, semejante al lirio en la noche. Galanes y doncellas hablaban en lenguaje artificioso. Cada pareja escurría un concepto con apurada exquisitez; el sol, la luna, las estrellas servían para expresar, de modos innumerables, las excusas, las querellas, los rendimientos.
Los afeminados burgueses de Bizancio y su populacho cosmopolita, aficionados á las fiestas de Circo y las querellas teológicas, vieron partir con satisfacción á estos hombres medio bandidos y medio soldados, que llevaban á la zaga, por una costumbre secular, sus hijos y sus barraganas, duras hembras de Aragón y de Sicilia seguidas de enjambres de chicuelos semidesnudos y acostumbradas á manejar la espada cuando caía herido su rudo compañero.
=A la muerte del rei don Enrique III en Toledo.= Decir de Juan Alfonso de Baena. El sol innocente con mucho quebranto Dejaba á la luna con sus dos estrellas: A muchos señores é dueñas, é doncellas, Por ser fallescido, los puso en espanto; Por ende, señores faciendo grant llanto En altos clamores le demos querellas A Dios é la Vírgen: lanzando centellas, Con grandes gemidos fagamos su planto.
Eran querellas de pueblos piojosos, que acaparaban la atención del mundo, distrayéndolo de empresas más serias. ¿Cómo podía interesar este suceso al belicoso consejero? Las dos naciones acabarían por entenderse. La diplomacia sirve algunas veces para algo. No insistió ferozmente el alemán ; es la guerra, la bendita guerra.
Si a esa reja te asomaras y a Leonor vieras aquí, tuvieras piedad de mí y de mi amor no dudaras. Aquí te buscan mis ojos, a la luz de las estrellas, y oigo, a par de tus querellas, el rumor de los cerrojos. Y oigo en tu labio mi nombre con mil suspiros también. UNA VOZ, dentro. Hagan bien para hacer bien por el alma de este hombre.
El espíritu religioso no es vehemente. La inteligencia es rápida y brillante, pero poco profunda y sólida, y siempre con tendencias imaginativas. Los caracteres son tan prontos á irritarse como á calmarse; las querellas ardientes muy fáciles; la verbosidad de lenguaje es galante, rica y coloreada, si se me permite la expresion. Apesar del ardor de los climas no hay inclinacion á la pereza.
Además, pronto hizo olvidar al joven sacerdote una noticia estupenda, que retumbó en la catedral como un trueno, poniendo en conmoción a los señores del coro, a la gente menuda de las sacristías, a toda la población del claustro alto. Habían terminado las querellas entre el arzobispo y el cabildo.
Por una parte, el soldado licenciado, suponiendo que vuelva sano y cabal, trae los hábitos de mando altivo ú de obediencia servil, las tradiciones de la taberna militar, las costumbres y el lenguaje libre de los cuarteles y campamentos, el desprecio por el trabajo pacífico y la tendencia á la holgazanería y las querellas ruidosas.
Las querellas de amor y de bebida debían ventilarse, tizona en mano, á espaldas de la taberna. Con el enfundado acero bajo el brazo, envueltos en su poncho y levantada el ala del fieltro sobre la frente, parecían dos caricaturas de los hidalgos de capa y espada, sus legítimos abuelos.
Palabra del Dia
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