Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 24 de junio de 2025


Lejos del alcance del poder portugués estaba la capital y residencia de este rey a donde sólo podía llegarse salvando enriscadas montañas a través de peligrosos desfiladeros.

García de Resende, que acompañaba al Rey y no estaba muy lejos, se acercó entonces y dijo: Bien puede Vuestra Alteza estar satisfecho de que este anciano haya quedado libre de toda injuria. No sólo es portugués, sino uno de aquellos portugueses que dan más gloria a Portugal en esta nuestra edad para Portugal tan gloriosa.

Entregaos vosotros antes contestó Tristán. En este momento, alguien metió el cañón de la pistola por un ventanillo que tenía la puerta, y disparó un tiro adentro. Yo apagué el farol y quedamos a abscuras. Si os entregáis ahora, no os haremos nada volvió a decir el portugués. Estáis borrachos replicó el piloto ; mañana hablaremos. ¡Ea, muchachos! gritó el portugués . Echad la puerta abajo.

Rosalina, hija de Leandro, sabe por su tío Lucano la desaparición de su padre, y su pena es tanto mayor, cuanto que también le afligen las persecuciones de un portugués, que la ama, y de cuya importunidad sólo puede librarle un poderoso protector.

Vamos, pues, si podemos, á exponer de una manera compendiosa su argumento. El Infante portugués Don Fernando, gran maestre de la orden de Avis, desembarca, con su hermano Enrique y un ejército, en las costas de Africa.

D. Cristóbal de Moura, hidalgo portugués, que a la edad de catorce años entró en calidad de menino al servicio de la princesa doña Juana, conquista la estimación, la confianza y el afecto de aquella egregia señora, la sigue desde Portugal a Castilla, desempeña por su mandado muy difíciles comisiones y muestra en todo rara discreción y singular destreza y tino.

Sirva de ejemplo la misión, embajada, o como quiera llamarse, de fray Hernando del Castillo al desdichado rey cardenal D. Enrique. ¿A qué podía conducir sino a mortificar el amor propio, a ofender y agriar al pobre monarca portugués el desvergonzado sermón de aquel buen fraile para persuadirle de que no debía contraer matrimonio?

Además, nos explicó lo que cada uno podía alegar en su propia defensa. El negocio de los chinos lo hacían únicamente el capitán Zaldumbide, el médico y el portugués Silva Coelho; a éstos los habían matado los chinos por haberles engañado. Respecto a la trata, nadie sabía nada. Si el barco se había dedicado a este negocio, era antes de que entráramos en él.

Hacía que bostezaba, adrede, sin tener gana, por mostrar los dientes y hacer cruces en la boca. Al fin, toda la casa tenía ya tan manoseada que enfadaba ya a sus mismos padres. Hospedáronme muy bien en su casa, porque tenían trato de alquilarla, con muy buena ropa, a tres moradores: fui el uno yo, el otro un portugués, y un catalán. Hiciéronme muy buena acogida.

El héroe portugués, ya por mismo, ya por medio de su alférez Nicolás Coello, había acrecentado tan buenas disposiciones, ponderando la grandeza y el poderío de Portugal y de su monarca.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando