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Actualizado: 19 de junio de 2025
»Sentí entonces escaparse de sus labios un tenue suspiro; su corazón no había cesado de latir... Vivía todavía. Abrí las ventanas, y un aire puro refrescó la habitación y logró reanimarle. Le hice respirar un pomo, y por fin abrió los ojos; mi nombre fue la primera palabra que pronunciaron sus labios, y levantó la cabeza, que tenía apoyada sobre mi pecho. »¿Dónde estoy? preguntó.
Esta el Rey representado en pie, de cuerpo entero y tamaño natural con traje pardo bordado de plata, guantes obscuros, medias blancas y zapatos de polvillo; apoya la mano izquierda en el pomo de la espada y en la diestra tiene un papel donde se lee: Señor, Diego Velázquez, pintor de Vuestra Majestad: junto de él hay una mesa donde esta el sombrero.
En la cazoleta o taza cabía holgadamente un azumbre, y sus gavilanes nielados de oro, lo mismo que el arriaz, daban aspecto artístico y lujoso a la empuñadura. Tenía en las dos fachadas del puño el escudo de los Rumblares, y en el pomo una cabeza con la empresa del armero toledado Sebastián Hernández.
Esto era de la parte de abajo y nuestra, pero de la de arriba, adonde estaban las monjas, era cosa de ver también; porque las vistas era una torrecilla llena de rendijas toda, y una pared con deshilados, que ya parecía salvadera y ya pomo de olor.
Acabada la misa se colocó en un sitial delante del altar mayor, y puesto el cetro y pomo sobre él, hizo venir ante si los ricoshombres que habia de armar caballeros de uno en uno, y siendo cada uno de ellos armado, se retiraba á la capilla que tenia señalada, y armaba sus caballeros noveles , y aquellos hacian otro tanto y á proporcion iban saliendo de la Seo y se dirigian á la ALJAFERIA. Siendo todo esto cumplido salió tambien el Rey con su corona, cetro y pomo, y montando sobre un caballo ricamente enjaezado partió para su alcázar, y ya no iba á caballo delante de él sino D. Ramon Cornel que llevaba la espada, y detrás seguian los que traian sus armas.
ASCLEPIGENIA. ¡Atenais! ¡Atenais! ¡Acude! ¡Oh desgracia! Acude; trae un pomo de esencias. ¡Nos quedamos sin filosofía! Ya no hay filosofía posible. Ya no hay más que ciencias positivas y prosaicas. Mi filósofo se me muere. ATENAIS. Cálmate. No es nada. Ya vuelve en sí. ASCLEPIGENIA. ¡Buen susto me he llevado! ¡Pobrecito mío de mi alma! ¡Qué malo se me puso! Ha sido un momento de debilidad.
Otras veces entreabría con esfuerzo los carnosos párpados, y enviaba de sus ojos, profundos y tristes, miradas de agradecimiento a los que le rodeaban. Cuando el camarero repicó a la puerta, la duquesa buscaba una medicina entre los frascos del tocador. Había tomado en la mano un pomo que decía: «La onda del Leteo. Tinte indeleble para el cabello», y pensaba: «Voy a probar yo este tinte.
Contaba entre sus antepasados curetes y dáctilos ideos, de los que tejiendo danzas guerreras al son de los clarines y al estruendo de sus broqueles heridos por el pomo de las espadas, rodearon a Zeus, cuando niño, e impidieron que Cronos le oyera y le devorara.
Estas consisten, generalmente, en una hoja acerada de formas variadas y de 40 á 60 centímetros de longitud, que por medio de una espiga montan en un puño de madera, sujetándole al arranque de la hoja con una virola trincada con hilo metálico, que sube en forma de adorno hasta el pomo. Este suele tener la forma de doble pico de loro.
En el pasaje de los Panoramas compramos un frasco de vinagre de olor, un pomo de aceite y algunas pastillas. Yo creí equivocadamente que el frasco valia dos francos y medio, y pagué á razon de esta suma. La pastilla valia seis sueldos, de modo, que fué moral regalando una pastilla que me costaba dos veces más de lo que valia.
Palabra del Dia
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