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Actualizado: 16 de junio de 2025


Llaman así al acto de colocar los pliegos de papel unos sobre otros, escalonados, dejando descubierta en todos una fajita igual, que es lo que se tiñe. Como Jacinta observaba atentamente el trabajo de D. José, este se esmeró en hacerlo con desusada perfección y ligereza. Daba gusto ver aquellos bordes, que por lo iguales parecían hechos a compás.

Entre los que escribían estaba Ojeda. Inclinado sobre un velador del jardín de invierno, iba llenando pliegos, lo mismo que en la víspera de la llegada a Tenerife. Pero ¡ay! su carta era ahora un trabajo literario y reflexivo. Los recuerdos venían a interrumpir su escritura, como la otra vez; pero estos recuerdos no evocaban dulce melancolía, sino vergüenza y remordimiento.

Conservábanse en el archivo de la casa algunas de sus cartas: pliegos de papel amarillento con caracteres rojizos, desiguales y confusos, y un estilo que delataba las pocas letras del comendador. Expresábase con soldadesca tranquilidad, mezclando frases religiosas con las más impúdicas expresiones. En una de dichas cartas, que Jaime había leído, escribía alarmado a su hermano de Mallorca en vista de cierta enfermedad misteriosa que sufría éste; y por si era «mal de mujeres, le daba expertos consejos y mágicos remedios.

Conforme llenaba pliegos los iba coleccionando con mucho cuidado, y a cada legajo le ponía un letrero diciendo: Deuda Pública, o Clases Pasivas, Aduanas, Banco, Amillaramientos.

No fué éste el único hijo de dicho matrimonio, puesto que tenemos noticia de la existencia de una hija, llamada Isabel , y de otro hijo, que después entró en el servicio militar . Montalván cuenta maravillas del precoz ingenio de Lope, á los dos años era extraordinario el brillo de sus ojos, anunciando su talento prodigioso; á los cinco sabía ya leer en castellano y en latín, y cambiaba poesías, escritas por él, por las estampas y los juguetes de sus compañeros . Asegura también, que apenas sabía hablar cuando componía versos, y con este motivo compara sus primeros ensayos poéticos á los informes gorjeos de las avecillas en sus nidos . A los once y doce años escribió comedias de cuatro actos y cuatro pliegos, puesto que cada acto llenaba un pliego . Parece, sin embargo, que de estos primeros ensayos no ha llegado nada hasta nosotros.

Estaba corrigiendo una tarde pliegos de un libro, cuando se le presentó Pateta en actitud humilde. ¿Qué quieres? Pedirle a Vd. un favor, porque el señor Millán no ha venío. Vamos, di. Pues yo tengo novia. Es decir, novia mía, la verdad, no es; pero ya nos hablamos algo... y mañana es su santo.

Una hora después, el tío Manolillo volvió con unos pliegos en la mano. ¿Tenéis ya la orden de libertad? dijo la joven con anhelo.

También nos leía los papeles del rey, unos pliegos amarillentos, con agujeritos, como si los hubiesen mordido las lauchas, y escritos con una tinta que debió ser negra y ahora es roja como el hierro viejo... El campo no nos lo dieron de regalo: fue donación por ciertos dineros que el alférez envió a España una vez que el rey tenía sus apuros.

Una vez allí, solo y seguro de toda sorpresa y de toda impertinencia, sacó de su bolsillo una caja de tafilete, de ella unas antiparras montadas en plata, se las acomodó en las narices, acercó á las dos bujías, sacó la carta, rompió su nema, desdobló los tres grandes pliegos de que la carta constaba y los extendió delante de .

En suma, la carta no se escribió, después de haberse consumido en las tentativas unos cuantos pliegos. No hay más recurso dijo para D. Luis , la suerte está echada. Valor y vamos allá.

Palabra del Dia

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