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Actualizado: 13 de mayo de 2025
De aquellos mil duros que la señora cogía cada mes, daba al Delfín dos o tres mil reales, que con esto y lo que del papá recibía estaba como en la gloria; y los diez y siete mil reales restantes eran para el gasto diario de la casa y para los de ambas damas, que allá se las arreglaban muy bien en la distribución, sin que jamás hubiese entre ellas el más ligero pique por un duro de más o de menos.
No habiéndose ido a pique entre estas tremendas olas, saldrá también victoriosa de la resaca. Cornelio, mira bien, no sea que haya escolleras delante del atol. Las ondas luminosas nos las harán ver, tío. La chalupa, impulsada por el viento y las olas que corrían hacia los arrecifes, se acercaba con rapidez al atol, que se veía perfectamente a los resplandores de la niebla luminosa.
Basta que cualquier hombre mal intencionado aparente amor á su hija, para que la madre se embobe y lo eche todo á pique. Cree que va á labrar la felicidad de aquella criatura que tanto ama, y labra su desdicha con un afan que raya en frenesí.
50. Los Luisistas, que tenian tomado el paso del rio Phacido, viéndose desiguales en número y armas al enemigo, y que este intentaba pasar el rio, por engañarlo en sus esperanzas, y hacerle creer que se querian entregar, bajo capa de amistad, les dieron ó regalaron toros y vacas para que comiesen y matasen para su sustento, mientras volaban correos por los pueblos, y se juntaban los ejércitos. Pasaron finalmente algunas compañías de Portugueses, y se decia que 20 canoas se habian ido á pique en las aguas del rio Guazú, cuando las pasaban, y se acamparon á sus orillas, entre un espeso monte que teñian por una y otra parte las riberas: y que tambien se habian fortificado con una estacada que habian cortado de lo interior del bosque. Aunque los exploradores aguardaban
Por tanto, quiero poner aquí una carta que me escribió un compañero mío, á quien lloro y reverencio á un tiempo, el cual, con otros cuarenta y tres de la Compañía que conducía á la provincia de Quito, su procurador general Padre Nicolás de la Puente, por impenetrables consejos de Dios, se ahogó en el navío Caballo Marino que se fué á pique el año de 1717.
Los de la calle Alta tienen la cara muy limpia y se la pueden enseñar á todo el mundo ... algo mejor que los de acá abajo...; ¡flojones, más que flojones!, que se han dejao ganar tres regatas de seguido por los callealteros.... Esa es la rescoldera que á usté le pica; pero por más pedriques que echen en Miranda y más velas que pongan á los Mártiles, San Pedruco el nuestro los ha de echar á pique.
Debieran los griegos acordarse lo que les costó pocos años antes no guardarla á los nuestros, pues estaba á pique de perderse el imperio griego, si los Catalanes, y Aragoneses tuvieran algun príncipe que les alentára.
Una semana ha necesitado Simón..., mejor dicho, he necesitado yo, para que él me ponga al corriente de todas esas cosas en que estoy obligada a entender desde que falta tu padre. ¡Qué despilfarros, hija mía, y qué barullos!... Lo que Simón dice: «aquí no se ha tratado más que de pedirle dinero; grandes sumas, cada vez más grandes, sin pararse a considerar que no siempre lo hay disponible, y que cuando no lo hay así, el adquirido de prisa cuesta muy caro; y de este modo se van eslabonando unas trampas con otras... hasta que se llega al punto a que se ha llegado en esta casa». No vayas a creerte, hija mía, por esto que te digo, que estemos a pique de salir a pedir el pan que hemos de comer mañana; pero lo cierto es que el estado de nuestra fortuna es, relativamente, muy grave; que llegará a serlo mucho más si no se le pone luego el remedio que necesita, y que hay que decidirse a ponérsele, sin la menor tardanza.
¿Está usted herido, valiente Santiago? preguntó el capitán con interés . ¡A ver! No, no, por mi madre, no verá usted nada. Es una insignificancia, una tontería respondió Santiago con una indiferencia afectada, retrocediendo precipitadamente ; pero lo que es importante, capitán, es echar a pique ese nido de demonios.
El día era bonancible, el mar liso y tranquilo; pero el galeón estaba tan desencuadernado y podrido, que apenas navegó una hora se fue a pique instantáneamente a la vista de la ciudad, ahogándose todos sus tripulantes.
Palabra del Dia
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