United States or Anguilla ? Vote for the TOP Country of the Week !


No; los he visto al resplandor de un relámpago, mientras hablabais con el señor Cornelio. ¿Tendremos que virar en redondo y emprender otra vez la lucha con la tempestad? No, Capitán. Aquí encontraremos un refugio mejor que el que pudiera ofrecernos una bahía en la costa australiana. Si no me equivoco, he visto un atol, y hasta árboles. ¿Está abierto el atol?

¡Abajo la vela! ordenó Van-Stael. Hans y el chino la dejaron caer, mientras Van-Horn orzaba la barra, dirigiendo la chalupa hacia la orilla interior del atol. ¡Qué tranquilidad en aquel lago, abrigado de las olas por la corona de escollos, o, mejor dicho, por aquel círculo de rocas coralíferas en que se estrellaban las olas del mar exterior!

Es cierto, Cornelio, y por eso abundan tanto allí las construcciones coralíferas. Y basta ya de preguntas, curioso. Aprovechemos la tranquilidad que reina en este atol y tratemos de dormir algunas horas. Tenemos necesidad de descanso. La tempestad no cesó en toda aquella noche.

Un relámpago iluminó el tempestuoso golfo y la línea de escollos en que se estrellaban las olas. ¿Habéis visto? preguntó el piloto. dijo el Capitán, respirando satisfecho . En medio de la escollera he visto el atol rodeado de árboles y he visto también el canal. Gobierna siempre derecho con la proa al Este. ¿Resistirá la chalupa la resaca?

; he descubierto un canal abierto a través de los corales. Esperemos un relámpago, Capitán. ¿Es un puerto eso que se llama atol? preguntaron Hans y Cornelio. Y de los más seguros respondió el Capitán . Si es, en efecto, un atol, veréis qué construcciones son capaces de hacer los corales. ¡Mirad! gritó Van-Horn.

En ninguna dirección se veía barco alguno, ni isla, ni islote. Sólo el atol y sus escolleras, extendiéndose unos tres cuartos de milla de Norte a Sur, sobresalían de las aguas. En cambio, abundaban los peces.

No habiéndose ido a pique entre estas tremendas olas, saldrá también victoriosa de la resaca. Cornelio, mira bien, no sea que haya escolleras delante del atol. Las ondas luminosas nos las harán ver, tío. La chalupa, impulsada por el viento y las olas que corrían hacia los arrecifes, se acercaba con rapidez al atol, que se veía perfectamente a los resplandores de la niebla luminosa.

Cornelio y Hans cazaron una docena de papagayos y una bernicla jubata del tamaño de un pavo, a la cual sorprendieron en la orilla interna del atol. No sólo no les faltó, pues, qué comer, sino que hasta se regalaron con la carne asada de esas aves, que es un manjar sabroso y delicado. Después de mediodía el Capitán dió la orden de marcha.

El Capitán y Cornelio, asomados al mar por la banda de proa, mientras que Hans y el chino atendían a la vela, examinaban con atención las aguas para no chocar contra cualquier escollera que subiese hasta la superficie y que indudablemente habría destrozado a la débil embarcación. Tenían el atol como a un cable de distancia delante de ellos.