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Yo pensaba en mi ánima que sólo podía saber aquello que tocaba a sus caballerías, pero no hay cosa donde no pique y deje de meter su cucharada. Murmuraba esto algo Sancho, y entreoyóle su señor, y preguntóle: ¿Qué murmuras, Sancho?

Gran cosa es ver do se naufraga, irse á pique en plena luz, con conocimiento del sitio, de las circunstancias y de los recursos de que se puede echar mano. «¡Dios todopoderoso! ¡Si es nuestro destino perecer, que á lo menos perezcamos de día

Había desempeñado algunos cargos de importancia en la administración pública, y había estado a pique una vez de ser nombrado senador ministerial: este era el sueño de su vida; tenía bienes de fortuna, y gozaba mucha consideración entre sus deudos y amigos: para coronar, no obstante, el edificio de su respetabilidad, que piedra sobre piedra había ido levantando con trabajo durante muchos años, faltaba aquel remate; pero lo alcanzaría, no había quien lo dudase; la familia lo esperaba con afán; los amigos lo daban como seguro en un plazo más o menos breve.

Había una vez un comerciante que tenía tres hijas muy bonitas, sobre todo la más pequeña a quien quería mucho. 5 Toda su fortuna consistía en un barco que tenía en el mar, con el que hacía sus negocios. Por entonces lo había mandado muy lejos y estaba aguardándolo, cuando le dieron la noticia de que se había ido a pique.

Estos maestros en traición, me dieron á elegir entre ser fusilado en el acto, ó venderles, mediante el millón de que era portador y que me abandonaban, el secreto del paso en que se abrigaba la flotilla. Yo era joven, la tentación era demasiado fuerte; una media hora después, la Thetis era echada á pique, la flotilla tomada, y el señor de Champcey gravemente herido. Pasé un año; un año sin sueño.

Pues en su lugar había un prado que cogía parte de la plaza de San Francisco. Allí jugábamos al jito, y á la catona, hasta sudar la gota de medio adarme; también jugábamos á las guerrillas y al rodrigón, juegos muy en uso entonces que los había traído un salmista de Cervatos, emigrado por cierto pique que tuvo con un prebendado de aquella Colegial.

Las rápidas faldas de los montes saboyanos parecían caer a pique sobre el lago, y las cimas se destacaban negras sobre el claro fondo del hielo, como cortándola. Vérod echó nuevamente a andar, anhelante. La proximidad de la noche lo aterraba. ¿Qué iba a hacer en la noche?

A las tres de la tarde llegó el bote con 10 hombres, y los restantes se quedaron abriendo dichos pozos: volvió á reciar el viento tanto, que no fué posible mandar el bote en busca de la gente á tierra, el que me fué preciso meter á bordo porque no se fuera á pique. Siguió el temporal toda la noche.

Hablo con mis compañeros: unos me aconsejan que disfrute de la vida, y me ría de la gente; otros creen que saben algo, y se descarrian en sus desatinos; y todo aumenta la angustia que padezco. Muchas veces estoy á pique de desesperarme, contemplando que al cabo de todas mis investigaciones no ni de donde vengo, ni qué soy, ni adonde iré, ni qué he de ser.

Al primer cañonazo, el tercer oficial había izado la bandera, sin que cesasen por esto los disparos. Querían echarle á pique sin intimación alguna, «sin dejar rastro». Pensó que Freya, en relación con los directores de la campaña submarina, podía haber denunciado su viaje. ¡Ah... tal! ¡Si te encuentro otra vez!...