Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de julio de 2025
«No, no, no gritó Jacinta más bien airada que impaciente . Ahora mismo... ¿Crees que yo puedo dormir en esta ansiedad?». Pues lo que es yo, chiquilla, me acuesto dijo el Delfín, disponiéndose a hacerlo . Si creerás tú que te voy a revelar algo que pone los pelos de punta. ¡Si no es nada...!, te lo cuento porque es la prueba de que te han engañado. Veo que pones una cara muy tétrica.
El pecho de la camisa estaba abierto en todo tiempo, dejando ver un matorral de pelos blancos. Los pantalones se sostenían invariablemente con un solo botón, y cuando el viento levantaba la camisa, salía á la luz un nuevo triángulo peludo y blanco, con el vértice hacia arriba, que era continuación del triángulo enmarañado del pecho, con el vértice hacia abajo.
Rosalía, gozosa de tratarse con doña Tula, con los Tellerías, con los Lantiguas, recibíalas con los brazos abiertos, y las obsequiaba con dulces, que se hacía traer previamente de la repostería de Palacio. «Jueguen, enreden, griten y alboroten, que a mí no me incomodan» les decía Bringas festivamente desde el hueco de la ventana, donde estaba sumergido en el piélago inmenso de sus pelos.
Una mañana, dos días después de la visita de Ido, Blas avisó que en el recibimiento estaba el hombre aquel de los pelos tiesos. Quería hablar con la señorita. Venía muy pacífico. Jacinta fue allí, y antes de llegar ya estaba abriendo su portamonedas.
Y concluyeron su danza con el cielo pasadas las peripecias de la cadena en que los bailarines coronaron su esfuerzo, haciendo castañetear los dedos al compás de la música y con gran habilidad, mientras las guitarras gemían con un vals lleno de sentimiento y armonía de esos que, según la expresión consagrada, levantan de los pelos.
Pues amigo, pacencia y llamar a Cachano, que toos semos hijos de Dios. Manolo, arrepara qué melenas; ¡paecen los pelos del tío Farruco!» El recluta se hincha en tales ocasiones porque tiene público: en pos de él hay siempre media docena de robustas criadas de la Alcarria que le escuchan embelesadas y le siguen con afán. ¡Cómo se desternillan de risa! ¡Cómo paladean los chistes del donoso soldado!
En los Estados Unidos, un rey de no sé qué artículo daba cien mil dólares por una silla, para seguir de cerca mi juego irresistible. Jamás se pagó tanto por ver los pelos de un concertista ó los brillantes de una tiple. ¿Y Monte-Carlo? preguntó Novoa, interesado por estos delirios del jugador. A él llegamos. Lo había guardado para el final, pensando en el dinero que dejé aquí.
Fuera de esta malignidad de unos pelos rebeldes, el Marqués es feliz. Tiene la nariz aguileña y larga; lo que es eminentemente aristocrático y le llena de satisfacción. Es aficionado a la historia y se pasa la vida rebuscando las antiguas crónicas.
Sonó un chasquido como si se rompiese algo, y dos chorros de humo blanco comenzaron a surgir sobre el cuello del animal. Con la luz del sol no se veía el fuego, pero los pelos desaparecían chamuscados y una mancha negra extendíase sobre el pescuezo.
En las grandes líneas menos mal; pero cuando había que representar sombras, por medio de rayados más o menos finos, el artista empleaba series de pelos cortados del tamaño necesario, los cuales iba pegando cuidadosamente con goma laca, en caliente, hasta imitar el rayado del buril en la plancha de acero o en el boj.
Palabra del Dia
Otros Mirando