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Actualizado: 19 de noviembre de 2025
Cada vez más furioso, y tirándose de los pelos y revolviéndose en el asiento, Puig comenzó a desahogarse en catalán, lo que fue una gran fortuna, pues no lo entendíamos. Sólo por la entonación y por las furiosas miradas que alguna vez nos dirigía, sabíamos que nos estaba poniendo como trapos. En esto íbamos llegando ya a la estación de Arjonilla.
Porque ha vuelto a clavárseme el caso de repente, ahora mismo, en la memoria, y la ocasión me ha parecido de perlas para que respondas aquí lo que no quisiste responderme en el Puerto. ¡Del oso! exclamé con los pelos de punta . ¿Dónde estaba? Estaba... como a cincuenta brazas de nos, jechu un reguñu, a la vera de un busquizal.
Murieron muchos, capitán; casi la mitad... pero los alemanes no pudieron seguir adelante... Luego, al enterarse de que los marinos no habían sido mas que seis mil, los generales boches se tiraban de los pelos: ¡tanta era su rabia! Creían haber tenido enfrente docenas de miles... Da gusto oír contar eso á los chicos que estuvieron allá.
Yo ... francamente, le admiro á usted mucho como orador, porque anoche dijo usted cosas que nos pusieron los pelos de punta; pero.... ¿Qué quiere usted decir? Que yo, señor don Lázaro, soy un hombre que ha salvado la patria muchas veces y derramado mucha sangre en defensa de la libertad; y por lo mismo, yo ... estoy encargado de este barrio, y me parece que el barrio está en buenas manos.
Compare, ¡cómo ha rajado hoy el padre Francisco! se decían uno al otro guiñando el ojo. Y Paca sonreía y cogía cualquiera ocasión por los pelos para volver á la carga. La verdad es que no tenía mérito alguno sufrir con paciencia sus sermones. Era Paca una de las más amables, ingeniosas y profundas mujeres que pudieran hallarse en parte alguna del mundo.
Quite algunos pelos al carnero y echelos al ayre. Sus intenciones, que las lleve el viento: Y ansi como yo baño y ensangriento Este cuchillo en esta sangre pura Con alma limpia y limpio pensamiento, Ansi la tierra de Numancia dura Se bañe con la sangre de Romanos, Y aun les sirva tambien de sepultura.
Sólo duraba en ella el gusto del aguardiente; y cuando se apimplaba, que era un día sí y otro también, hacía figuras en medio del arroyo, y la toreaban los chicos. Dormía sus monas en la calle o donde le cogía, y más bofetadas tenía en su cara que pelos en la cabeza.
¡Pum! ¡pum!... Dos tiros de revólver. Saltó un globo de vidrio en menudos fragmentos de la cuenca de un ojo, y en la frente de la bestia se abrió un agujero redondo y negro entre pelos chamuscados. En plena primavera la temperatura dio un salto atrás, con la extremada violencia del clima de Madrid, inconstante y loco. Hacía frío.
¡Ladrón, calla, que me estás asustando! ¡Si se me han puesto los pelos de punta! ¡Callarás, ladrón! ¿Qué fué?... ¿Por qué has apagado la lámpara si en la oscuridad los ojos están llenos de luces? DON FARRUQUI
¡Y si en todo lo que uno hace estuviese seguro del acierto! pronunció con ahogada voz el señor Joaquín, balanceando su cuello de toro. Eso se mira antes..., ¡pero teníamos tanta prisa..., tanta prisa, que no sé para qué sirven esos pelos blancos y esos añitos que llevamos acuestas!
Palabra del Dia
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