Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de octubre de 2025
La infeliz se abanicaba, fingiendo poco interés en el asunto, y hacía esfuerzos para aparecer serena y ahuyentar de sus mejillas el borbotón de sangre. «Bueno... pues ahora, Refugio, vamos a hablar de otra cosa. Yo he venido a pedirte un favor». ¿Un favor? dijo la otra con vivísima curiosidad.
Una cosa voy a pedirte: que el día que ya no me quieras me hables francamente, y me digas la verdad, ¡toda la verdad! Tú dirás que estos temores míos son infundados, que son locuras mías.... ¡Dí lo que quieras! Yo cumplo con no ocultarte nada, nada de cuanto pienso y siento. Ya sabes que no tengo secretos para ti, y que cuanto se me ocurre te lo digo, aunque sea en contra mía.
No vengo más que a pedirte un favor, y si te cuento esa historia es con el fin de que a la amistad inquebrantable que existe entre nosotros y que debe moverte a prestarme ayuda se sume el deseo de reparar ciertos agravios. Muy bien; pero volvamos a Florencia. ¿Florencia se llamaba? preguntó Felipe. No lo sabía yo. Me gusta mucho ese nombre, casi tanto como me gustaba ella.
Comenzaron por besarse según costumbre, después de lo cual, anticipándose Beatriz a la vizcondesa, le habló en estas palabras: ¡Es singular! Cuando anoche recibí tu billete iba yo a escribirte rogándote que vinieras hoy a verme... tengo que pedirte un favor... ¿Un favor? repitió la señora de Aymaret sentándose a su lado.
¡Bueno, Melchor, adiós! Sólo nos queda agradecerte cuanto has hecho por nosotros le dijo Lorenzo, fija y fríamente contemplado por Melchor, y pedirte disculpas por lo que te hemos incomodado. Bueno, adiós, entonces, que les vaya bien. Por mi parte, Melchor, no sabría cómo pagarte algo de lo mucho que has hecho por mí. ¿Yo?... ¡Bah! A mí no me debes nada.
No se sintió deseada, sino querida, y en lo más íntimo de su espíritu se alzó una voz que le decía: «Es tan mío como yo suya.» La función estaba concluyendo. Púsose Cristeta en pie sin que ya él lo estorbase, esquivó sus miradas como aterrada, y le dijo: Vete. Quiero salir sola. ¿No viene nadie, ni tu tío, para acompañarte? ¡Ah!... A propósito de mi tío. Tengo que pedirte un favor.
Pero no quiero que llegue, y busco en tus ojos luz de amor perenne, amor que no acabe, ¡amor que viva siempre!... Una cosa voy a pedirte.... No una, dos. ¡Cuánto quieras, Linilla!
»Mi tío me miró con sorpresa y prosiguió fríamente: »Te he hecho venir, no para pedirte consejo, sino para prevenirte que he ofrecido tu mano a uno de mis vecinos. »Me turbé de tal modo, que creí que iba a perder el conocimiento. Mi tío me mostró con el dedo un sillón, y, sin interrumpirse, continuó diciendo: »He elegido el más rico y más noble, el hijo del conde de Pópoli.
Algunas veces he discutido con «la Generala» acerca de ti, para hacerla comprender que eres un hombre de corazón. ¡Ah! ¿Doña Clorinda es enemiga mía? ¡Si no la he visto nunca!... Es una mujer rara. Para ella, todo el que se divierte y no hace cosas grandes es un hombre antipático. Precisamente nos peleamos ayer para siempre. No hablemos de ella. Tengo algo más que pedirte...
Una hora hace que te aguardo. Ya lo habría dejado para mejor ocasión si no fuese porque tengo que pedirte un gran favor, contando con tu amistad. Ya sabes, Felipe respondió Amaury, que te considero como mi mejor amigo. Así, no habrás de enojarte por lo que ahora te diré. ¿Tienes que pagar una deuda de juego o batirte en duelo?
Palabra del Dia
Otros Mirando