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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Si mi hijo se salva, me comprometo á dormir en él lo que me queda de vida, y á no comer más que las bazofias que tú comes. A buenas horas y con sol. Usted quiere ahora poner un puño en el cielo. ¡Ay, señor, á cada paje su ropaje! A usted le sienta eso como á la burra las arracadas. Y todo ello es porque está afligido; pero si se pone bueno el niño, volverá usted á ser más malo que Holofernes.
Colgado de la pared, admirable incensario de plata velaba el ambiente con nebuloso sahumerio. La dama se incorporó con un grito de espanto y Ramiro cerró de nuevo la puerta. Un rato después el Canónigo le mandaba decir con un paje que volviera pasado el toque de oraciones. Le recibió en una sala contigua a su oratorio.
Quedaban fríos hasta la mañana siguiente los hornillos de la cocina. No había más resplandor que el de la lumbre de la bitácora; y al encenderla, el paje de guardia decía, según costumbre: «Amén y Dios nos dé buenas noches; buen viaje, buen pasaje haga la nao, señor capitán y maestre y buena compaña».
»Sombrío y severo, pero dotado de una sólida y verdadera piedad, poseía un gran fondo de inteligencia: sólo él hablaba con interés y bondad a Carlos, a quien todos trataban como a un sirviente y cuyas funciones, no obstante, eran las de paje de una gran casa. En la mesa permanecía cerca de mí, me servía de beber, y una vez terminada la comida, me presentaba el aguamanil y el jarro de cristal.
Pero no dejaba de gozar puerilmente con la perspectiva del baile, al cual pensaba asistir vestido de paje de los Reyes Católicos. Fué una idea que le suministró Clementina. El modelo lo sacaron de un célebre cuadro que había en el Senado. Ella estaba enamorada del retrato de D.ª Margarita de Austria, esposa de Felipe III, hecho por Pantoja.
-Pues yo se las llevo tan buenas -dijo el paje- que tiene que dar bien gracias a Dios por ellas. Finalmente, saltando, corriendo y brincando, llegó al pueblo la muchacha, y, antes de entrar en su casa, dijo a voces desde la puerta: -Salga, madre Teresa, salga, salga, que viene aquí un señor que trae cartas y otras cosas de mi buen padre.
Durante la campaña fallecieron 31, cifra enorme, que pasa del 20 por 100. Anota Porras que el velamen de la carabela era: 2 velas maestras del árbol mayor con una boneta. 1 vela maestra de trinquete con una boneta. 1 vela de mesana. 1 vela de gavia. El sueldo mensual de la gente de mar era : Un Capitán 2.500 maravedís. Un piloto 2.000 Un marinero 830 Un grumete 730 Un paje 530
Alejáronse por la galería, y Aldaba dijo al paje: Ya está el negocio... dentro de una hora; escucha bien, Cristobalillo: hay seis perdices; pero una sola está asada con aceite; ya conoces tú las perdices asadas con aceite. Sí, hombre, sí. No basta decir sí; ¿qué color tienen las perdices asadas con aceite? Un color así, dorado blanquizco.
La negra por el honor es una novela extraña, llena de inverosimilitudes repugnantes, que se atribuiría más bien á Montalbán ó á Mira de Mescua, si no se supiera con seguridad que su autor es Moreto: una dama, perseguida por un caballero con propósitos deshonrosos, inventa, para guardarse de él, poner en su lugar un paje disfrazado de mujer, vistiéndose ella misma de hombre, y tiznándose el rostro para parecer un negro y andar libremente por el mundo de esta manera.
Dice, pues, la historia, que el paje era muy discreto y agudo, y, con deseo de servir a sus señores, partió de muy buena gana al lugar de Sancho; y, antes de entrar en él, vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres, a quien preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza, mujer de un cierto Sancho Panza, escudero de un caballero llamado don Quijote de la Mancha, a cuya pregunta se levantó en pie una mozuela que estaba lavando, y dijo: -Esa Teresa Panza es mi madre, y ese tal Sancho, mi señor padre, y el tal caballero, nuestro amo.
Palabra del Dia
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