Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de junio de 2025
No estaba aún completamente decidida Isidora a comprar la libertad con la renuncia total de sus pretensiones. Muñoz y Nones le hizo otra visita, en que charlaron mucho; mas los argumentos de ella eran tan endebles, que el hábil notario los destruía con poco esfuerzo.
Su amiga de usted está por conquistar. ¡Qué ideas tiene! Por cierto que yo le voy a traer al Padre Nones. Tenemos que darle una limpia buena. En fin, me retiro, que con estas tonterías se me va la mañana». Se levantó, y Fortunata le tiró del vestido para hacerla sentar otra vez. «Una duda me queda, señora. Sáqueme de ella». Veamos esa duda... otro despropósito. ¡Ay, qué cabeza!
Riquín, Encarnación y Relimpio eran, pues, los únicos que llevaban la alegría, la distracción y la esperanza a la triste celda durante un rato, que se alargaba todo lo posible, contando con la bondad de la celadora. Miquis fue a verla un día para anunciarle la visita definitiva de Muñoz y Nones. «Oye tú, gran mujer le dijo : mañana viene mi querido suegro. Recíbelo como se merece.
Nones la miraba en silencio, esperando una palabra. «Dígame usted murmuró ella al fin con temor , ¿qué tengo que hacer para evitar... eso de ir a presidio? Declarar que ha sido engañada; descargar su responsabilidad sobre su señor papaíto, reconocer que no tiene derecho alguno... ¿Y quién me asegura que no lo tengo?...» volvió a decir, reaccionándose.
Que nones, don Alejandro; y, en fin, que se llama Leto... Eso es.
La voluntad y la palabra reaparecieron; pero sólo fue para decir: «Soy ángel... ¿no lo ve?...». Pero yo quisiera... Interrumpió a la señora la aparición del Padre Nones, que no cabía por la puerta, y tuvo que inclinarse para poder entrar. Toda la estancia se llenó de una negrura triste y severa. «Aquí estoy, maestra» dijo el anciano, y la dama se levantó para dejarle el asiento.
La buena señora se pone nerviosa y triste siempre que le hablan de este pleito y de tu prisión». «Muñoz y Nones dijo la señora a mi suegro , yo quiero que usted arregle esto. Tómelo usted por su cuenta, hable a esa desgraciada, demuéstrele lo inútil de su tenacidad, y ofrézcale en mi nombre lo que a usted le parezca, con tal que me deje en paz». ¿Eso le dijo?...
Fue sin duda aquello de soy ángel, y luego inclinó la cabeza como quien se va a dormir. El sacerdote la miró más de cerca, y en alta voz dijo: «Maestra, maestra, venga usted». Entró Guillermina y ambos la observaron. «Creo dijo Nones que ha concluido. No ha podido confesar... Cabeza trastornada... ¡Pobrecita! Dice que es ángel... Dios lo verá...».
Nones y más nones, que a ser él, ya entenderíamos algún ofertorio, que por buen ejemplo vendría entonando.
Si la costumbre de usar chalecos blancos, aun en invierno, significaba algo, Muñoz y Nones era un hombre singularísimo en esta materia. Si el deseo de no parecer barrigudo distingue a un hombre grueso de otro, Muñoz y Nones debe ser puesto en la categoría de los que viven decididos a morirse esbeltos. Decir que era un tanto presumido y un mucho simpático, acabará de pintarle por fuera.
Palabra del Dia
Otros Mirando