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Actualizado: 10 de junio de 2025


Yo llevo este mal tan triste porque un gran frío me recorre el cuerpo, y me toca el fuego y no lo siento calentar mi carne muerta. En la noche no se ve nada y se ve una hoguera, y del cielo ninguna cosa baja a la tierra, si no es el agua y el fuego, que tienen una hermandad.... En la cocina resuenan los lloros del niño que mama en el pecho de Paula la Reina.

La Naturaleza está llena de abismos que la mirada más escrutadora jamás alcanzará a sondear. »Todo el día había estado pensando en la dicha que les tenía preparada, lo mismo que el niño que guarda una sorpresa para una persona a quien ama y que siempre está a punto de revelar el secreto. Temiendo descubrir el mío a Magdalena, dejé a ésta en el salón y descendí al jardín.

Fué niño a Filipinas, cursando el bachillerato en el Instituto de San Juan de Letrán, de los PP. dominicos, Hizo allí sus primeras armas literarias. Colaboró luego en periódicos españoles del país. Regresó a España al emanciparse el Archipiélago. Es ahora, en Barcelona, Director de la Cárcel de mujeres.

Miró en seguida a todos lados con zozobra, y encontró a su pobre Niño Jesús, colgado ignominiosamente de un clavo por los escasos cabellos rubios. Corrió a libertarle de aquella burla sacrílega y vió con desconsuelo que habían tratado de sacarle los ojos. Los tenía heridos, como si se los hubiesen pinchado con un punzón.

Ganas me dan de besarle... Si estuviera bien dormido... ¿Despertará?... Por un beso... ¡Qué placer! ¡Dulce amor mio! ¡Ay! ¡se mueve!... ¡Chist!... ¡Silencio! no se despierte mi niño. Ya se sosegó, ya vuelve á sus labios bendecidos la sonrisa; ya respira como hace poco, tranquilo. ¡Ay! no respiraba así cuando estuvo tan malito. ¡Qué pálido estaba entónces!

Parecieron tan elocuentes tales razones al uno, y le mostró tal fuerza el último argumento, que afirmándose en las muletas y asegurando en tierra el zoquete que le sobrellevaba la pierna, así dijo alargando la mano al monaguillo: Tus palabras, niño, son tan discretas como razonables; en lo de la partija, si hay materia partible, estaba concedido sin ser demandado, pues tanta estimación me merecen tus buenas gracias: y como estaremos juntos hasta tarde, en tanto tiempo haremos toda composición, es decir, que en tu aposentillo, una cosa tras otra y por su orden, iremos ejecutando lo de la cena, lo de las vinajeras y lo de la visita y partija de la bolsa; a no ser que nos asistan razones que muevan a principiar por la bolsa, por preferencia a su linaje y calidad, en lo cual no podrán agraviarse ni los bastimentos ni la bebida.

Una vaga melancolía nublaba un instante la pura radiación de sus grandes ojos... A los veinte años estaba acabada su juventud y, solterona antes de tiempo, seguiría estando sola, sin apoyarse jamás en el brazo de un esposo, sin inclinarse nunca hacia la dulce carita de un niño, sin otra criatura a quien proteger que aquella madre infantil de la que hubiera podido decir con un escritor célebre: «Mi madre es una niña que yo tuve cuando era pequeña

En seguida aparece en otro balcón de la casa mejor que está enfrente del Ayuntamiento el niño de seis o siete años más bonito, más inteligente y de más dulce voz que en el lugar hay; y primorosamente vestido de ángel, con tonelete de raso blanco bordado de estrellitas de oro, con refulgentes y extendidas alas y con corona de flores, canta una sencilla y sublime contraesencia, que comienza diciendo: «Esta es la justicia que manda hacer el Eterno Padre....»

Necesitaba vivir, ver mundo, y renunció a sus estudios. ¿Qué le importaban las leyes y costumbres romanas y los cánones eclesiásticos para pasar una buena existencia? Ya sabía bastante. En realidad, lo mejor y más ameno de sus conocimientos se lo debía a su madre, cuando él vivía, siendo niño, en el palacio, sin haber visto maestros.

Medrano se presentaba después de mediodía, y el niño, vestido por las doncellas con traje de terciopelo negro, zapatos con virillas de plata, gorra morada, una lechuguilla fresca y un corto espadín, iba a despedirse de la madre. Ella le marcaba la crencha, con el peine, hacia un costado, según la manera española, y, haciéndole rezar un Ave y un Pater, le despachaba con un beso.

Palabra del Dia

rigoleto

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