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Actualizado: 16 de julio de 2025
Hasta que ciertas tenacidades de carácter que en la niñez eran un defecto, agradábanle cuando Jacinta fue mujer porque no es bueno que las hembras sean todas miel, y conviene que guarden una reserva de energía para ciertas ocasiones difíciles. La noticia del matrimonio de Juanito cayó en la familia Arnaiz como una bomba que revienta y esparce, no desastres y muertes, sino esperanza y dichas.
El bélico crustáceo, sucesivamente tan grande y tan pequeño, ya terror, ya irrisión de los demás, sufre las muertes alternativas en que hace el papel de esclavo, de presa y aun de juguete de los más débiles. Enormes y terribles servidumbres. ¿Cómo librarnos de ellas? La libertad está en la fuerza.
Esto de las muertes es como las cerezas. Se tira de una y las otras vienen detrás a ocenas. Hay que matar pa seguir viviendo, y si uno siente lástima, se lo comen. Hubo un largo silencio. La dama contemplaba las manos cortas y gruesas del bandido, con sus uñas roídas.
Respondió el Emperador, que lo sucedido contra los Catalanes y Aragoneses no habia sido hecho por su órden; y que así no trataba de dar satisfaccion, siendo verdad que poco antes mandó matar á Fernando Aones el Almirante, y á todos los Catalanes y Aragoneses que se hallaron en Constantinopla, que habian venido con cuatro galeras acompañando á María mujer del César, á su madre y hermanos, aun Montaner aprieta mas el hecho, pues dice que el propio dia se ejecutaron estas muertes.
La última vez cerca del suplicio... allí me miró haciendo un gesto espantoso, y con una voz ahogada y ronca me gritó: «¡Véngame!» Aquella palabra... no la puedo olvidar... aquella palabra se grabó en mi alma, en todos mis sentidos, y yo juré vengarla de una manera horrorosa. MANRIQUE. Sí, ¿y la vengasteis... es verdad? Tendría un placer en saberlo. Mil crímenes, mil muertes no eran bastantes.
En cambio, los enemigos y la gran masa del público, que desea peligros y muertes, ¡qué injustos en sus apreciaciones! ¡qué audaces para insultarle!... Lo que toleraban a otros matadores, estaba vedado para él. Le habían visto audaz, lanzándose ciegamente en el peligro, y así le querían para siempre, hasta que la muerte cortase su carrera.
Montaner irritado de tanta insolencia, perdió el sufrimiento, y respondió con valor: Que la guerra que les denunciaba de parte de su república era injusta, y que así protestaba delante de Dios, y por la fé comun que procesaban, que todos los daños, derramamiento de sangre, robos, incendios, y muertes serian por su causa, porque ellos forzosamente se habian de oponer á tan injusta ofensa.
Y como sospechase cierto conato de gesto burlón en la faz cobriza y los ojos estrechos de Gómez, añadió: No se necesita más para matar a un hombre. Todos los que yo he visto morir tuvieron bastante con una bala. No lo olvide usted, joven. El joven se calló, arrepentido de su audacia, sintiendo respeto por aquel hombre extraordinario que había presenciado tantos combates y muertes.
Y como la justicia no podía pasarse sin ahorcados, visto que asalto durante la noche, y en cuadrilla y a una casa habitada, habían dado, y muertes y heridas habían cometido, y resistencia a la justicia habían hecho los cuatro malhechores que había cogido vivos, que los heridos lo habían sido de tal manera que murieron, enforcolos por el pescuezo hasta que rindieron los espíritus vitales, con gran contentamiento del pueblo de Sevilla, que se salió a Tablada a recrearse con el espectáculo.
Gracias a mí, Electra, no se verá roto el hilo que une a cada criatura con las criaturas que fueron, y con las que aún viven... Y si hoy me determino a plantear esta cuestión, es porque... porque hace tiempo que me asedia el temor de las muertes repentinas. Mi padre y mi hermano murieron como heridos del rayo. No me sorprenda la muerte dejando a esta preciosa existencia sin amparo.
Palabra del Dia
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