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Actualizado: 14 de junio de 2025


Un tanto por ciento de aquel daño que Emma le hacía al apoyarse en él, y como procurando transmitirle por el contacto parte del dolor, para repartirlo, lo atribuía Bonis al deseo de molestarle, de hacerle sufrir por gusto. ¡Que me muero, Bonis, que me muero! gritaba ella, encaramada en su marido. El peso le parecía a él dulce, y la voz amante.

Padre, padre dijo D. Carlos respirando fuerte, porque estaba abrumado bajo el insoportable peso del sermón , eso no puede ser. Hay roturas que no pueden soldarse nunca, nunca, ni en el cielo. Suponga usted que yo me retiro a un desierto, hago penitencia, me santifico, muero, me salvo y entro en el reino de Dios como bienaventurado, más aún, como santo.

Dios, si me muero, y el pensamiento vive más allá de la muerte, estaré viendo toda la eternidad esta carita graciosa, con su expresión celestial, estos ojos serenos y risueños, esta cabellera oscura con ráfagas blancas que le hacen tanta gracia... esta boca, que no habla sin que me duela el alma. ¡Pobre ángel!, su única pasión es la maternidad, sed no satisfecha, desconsuelo inmenso.

Navarro empezó a decaer después de la confesión, y se aplanó tanto aquella noche, que no podía moverse y hablaba con mucha dificultad. Su hermano no se movía de su lado. Tengo que hablarte le dijo Carlos, esforzándose en sacar del pecho la voz . Yo me muero y no quiero morirme sin confesar que te debo inmensos beneficios, que te has conducido cristianamente conmigo.

Cuando mi madre expiró en mis brazos, él dio dos o tres paseos por el cuarto, y mirándome con unos ojos..., ¡Jesús, qué ojos!..., me dijo: «Se le harán los honores de tenienta generala muerta en campaña...». No puedo recordar estas cosas; me muero de pena. Fue preciso encerrarle aquí. Un pariente bastante acomodado que teníamos en el Tomelloso se condolió de y ofreció dar la pensión de segunda.

Buen día, mi buena Paulina, ¿cómo te va? Muy bien, ocupándome de tu comida. ¿Quieres saber lo que hay? Sopa de papas, una pata de carnero y crema. ¡Admirable! Adoro todo eso y me muero de hambre. Y ensalada, se me olvidaba ensalada que me ayudarás a preparar. Comerán a las seis y media en punto, porque esta noche, a las siete y media, comienza el mes de María. ¿Dónde está mi padrino?

Yo moriré, si muero, pero ha de ser vengada y satisfecha del que me ha dado ocasión de venir a este lugar a llorar sus atrevimientos, nacidos tan sin culpa mía.

ALVAR. Aquí podéis escuchar, Que parece algarabía. Canten dentro. En Cartama me he criado, Nací en Granada primero, Y de Alora soy frontero Y en Coín enamorado. Aunque en Granada nací Y en Cartama me crié, En Coín tengo mi fe Con la libertad que di. Allí vivo adonde muero, Y estoy do está mi cuidado, Y de Alora soy frontero Y en Coín enamorado.

No te llegaré á mi boca Por poderme sustentar, Si ya no es para besar Esta sangre que te toca. A este punto ha de entrar un muchacho hablando desmayadamente, el qual es HERMANO de LIRA. Lira, hermana, ya espiró Mi padre, y mi madre está En terminos que ya, ya Morira qual muero yo. La hambre los ha acabado. Hermana mia, pan tienes? O pan, y quan tarde vienes Que ya no hay pasar bocado!

Pasaron así veintidós años: pero al cabo de ellos, Francisco Montiño, que ya había llegado á la cúspide de su carrera siendo, hacia tiempo, cocinero de Felipe III, recibió una carta de su hermano Jerónimo concebida en estos términos: «Estoy muy enfermo; el médico dice que me muero. Si esto sucede, podrá suceder que Juan Montiño, mi hijo, vaya á la corte.

Palabra del Dia

rigoleto

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