Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 9 de junio de 2025
No hay duda que así, varonilmente desaliñado, húmeda la piel de transpiración ligera, terciada la escopeta al hombro, era un cacho de buen mozo el marqués; y sin embargo, despedía su arrogante persona cierto tufillo bravío y montaraz, y lo duro de su mirada contrastaba con lo afable y llano de su acogida. El capellán, muy respetuoso, se deshacía en explicaciones.
Puños de armas, de bastones, de cuchillos; cajas, salacots, cucharas, tapas de libros, pequeñas estatuas, estuches, petacas y otros cientos de objetos, hacen del cuerno del carabao, que ha de ser cimarrón y no doméstico, porque la fibra del primero es más compacta que la del segundo; circunstancia fácil de explicar al tener en cuenta el constante uso que hace el carabao montaraz de sus cuernos y el poco que hace el doméstico.
Frígilis, en silencio, tuvo una vez más ocasión de negar la existencia de los avisos sobrenaturales. Se había destocado y su cabello espeso, de color montaraz, cortado por igual, parecía una mata, una muestra de las breñas.
Así, pues, lo natural era que, viendo Salomón a Echeloría enamorada de otro, afligida y llorosa, y rechazándole por estilo arisco y montaraz, había de mostrarse desprendido. Al hacer esta suposición, muy plausible, Mutileder se ponía colorado de vergüenza.
Al comenzar la temporada emprendía con entusiasmo el viaje, pensando en los públicos que hablaban de él todo el año, aguardando impacientes su llegada; en los conocimientos inesperados; en las aventuras que le brindaba muchas veces la curiosidad femenil; en la vida de hotel en hotel, con sus agitaciones, sus molestias y sus comidas diversas, que contrastaba con la plácida existencia de Sevilla y los días de montaraz soledad en La Rinconada.
Las paredes, de antiguo enjalbegado, estaban adornadas con grabados amarillentos que representaban episodios de la guerra carlista, recuerdos de la campaña montaraz que años antes enorgullecía a Mariano, y de la que ya no hablaba ahora. Allí encontraba Gabriel a todos sus admiradores. Hasta el zapatero trabajaba por las noches para no privarse de esta reunión.
Y don Álvaro, como si lo estuviera pasando todavía, describía la obscuridad de la noche, las dificultades del escalo, los ladridos del perro, el crujir de la ventana del corredor al saltar el pestillo; y después las quejas de la cama frágil, el gruñir del jergón de gárrulas hojas de mazorca, y la protesta muda, pero enérgica, brutal de la moza, que se defendía a puñadas, a patadas, con los dientes, despertando en él, decía don Álvaro, una lascivia montaraz, desconocida, fuerte, invencible.
En tagalog, bicol y bisaya, Manguian significa «salvage, montaráz, negros infieles», de suerte que el uso de esta voz es común á un gran nùmero de filipinos, pero, sin embargo, sólo se ha aplicado á ciertos habitantes de Mindoro.
Nélida le cedía a perpetuidad el loro y la mona regalados por Ojeda, y esta merced generosa había acabado de extinguir sus antiguos rencores. Ocupado en sus caricias a estos compañeros, no se acordaba de nada. El padre y su montaraz primogénito habían pasado varias horas en la noche anterior y en esta mañana hablando de negocios.
Pero a pesar de estos propósitos, llegaba a su oído un lúgubre chapoteo de agua y las voces de ciertos hombres, que debían ser médicos y enfermeros, animando al picador. Este se quejaba con una rudeza de jinete montaraz, queriendo ocultar al mismo tiempo, por orgullo viril, el dolor de sus huesos quebrantados.
Palabra del Dia
Otros Mirando