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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Si no fuera por la obligación de pagar el tributo, no tendrían ninguna industria estos pueblos, mas aquella les hace ir al monte á coger cera, que venden á 25 pesos quintal, en Gumaca y Atimonan. El pueblo de Catanauan tiene magníficas condiciones para ser rico, y sin embargo es de los más miserables.

Se vuelve con las demas naos, sin hacer memoria de repetir los socorros. Con estas disposiciones, ¿qué fin habian de tener aquellos miserables? Claro está. La pérdida de todos. Veamos ahora cual fué la causa de estas desgracias, y de que se malograse un fin tan santo. ¿La inutilidad de aquellos terrenos, ó las malas disposiciones de Diego de Rivera? Bien se deja entender que estas últimas.

Rafael sufría recordando que ya había adivinado ella esta situación cuando se resistía a su amor. Admiraba su resignación viendo que no profería ninguna palabra de queja, que fingía regocijo, ocultando lo que la gente decía. ¡Ah, los miserables! ¿Qué mal les había hecho aquella mujer? Amarle, entregarse a él haciéndole la regia limosna de su cuerpo.

Por eso se dice que todo anda trastornado y al revés, hasta los cielos benditos, y lleva razón Pulido cuando habla de la rigolución mu gorda, mu gorda, que ha de venir para meter en cintura a ricos miserables y a pobres ensalzaos».

¡Qué pequeños y miserables conceptuaba, comparados con él, al estudiante de primer año que debía servirle de amanuense y que era un comprovinciano suyo y al gallego Manuel que le servía de mandadero! Ambos no le llamaban sino el doctor, como obligaban las tablillas que tenía a la puerta, y le halagaba que no le olvidaran el título ni aun en la más insignificante emergencia de la vida.

Una envidia santa traspasó su corazón encallecido al escuchar las bendiciones de los miserables y al ver a tanto desgraciado que se echaba de hinojos en el suelo para besaros los pies.

La carne salada, el mal tocino, la miniestra picada, y las harinas añejas por lo regular han sido el principal sustento de sus individuos. El trato racional reducido unos á otros, los riesgos muchos por los indios salvajes, y las habitaciones unos miserables ranchos, ó barracas de paja, irresistibles á la inclemencia de las estaciones. Véase pues la desigualdad que média de unas á otras.

Si el comercio fuera un robo, no habría sociedad repuso el gascón. ¿Y qué? dijo Martín. Que acabarían las ciudades. Para las ciudades están hechas por miserables y sirven para que las saqueen los hombres fuertes dijo Martín con violencia. Eso es ser enemigo de la Humanidad. Martín se encogió de hombros. Poco después de media noche, la nieve comenzó a cesar y Capistun dió la orden de marcha.

Ser bueno para es lo propio del débil; en ser justo para los demás están la sabiduría y la grandeza. Cuando estaba resuelto a sepultarse para siempre en la soledad y el olvido de su pueblo, unos cuantos miserables que la sociedad expulsaba de su seno, amputados como miembros podridos, le dieron a entender que si la fe puede morir, el amor a la humanidad es inmortal.

¡Esos miserables tienen ahí toda la moneda de la diócesis!... Y todo eso es mío y del cerero.... ¡Ladrones!... Caballero Magistral, entendámonos; usted predica una religión de paz... pues bien, ese dinero es mío....

Palabra del Dia

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