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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Tío dijo Cornelio ; están todos borrachos perdidos y no es posible hacerles entrar en razón. ¡Oh, miserables exclamó el Capitán, empujando con rabia al maestro y al cabo de pescadores hacia las barcas . ¡Esto era cuanto me faltaba! ¡Pronto, Van-Horn, Hans, Cornelio: coged a estos bribones y echadlos en las chalupas! ¿Tendremos tiempo para eso?

Las viviendas, en aquella segunda capa, eran más estrechas y miserables que en la primera; el revoco se caía a pedazos, y los rasguños trazados con un clavo en las paredes parecían hechos con más saña, los versos escritos con lápiz en algunas puertas más necios y groseros, las maderas más despintadas y roñosas, el aire más viciado, el vaho que salía por puertas y ventanas más espeso y repugnante.

Aquel procedimiento rastrero, de villano, debió irritarla, pero no la irritó; tuvo que confesar que no despreciaba ni aborrecía a don Álvaro, a pesar de que sus intenciones eran torcidas, miserables; quería abusar de la confianza de don Víctor. «Pero ¿y si no quería? ¿Si se contentaba con estar cerca de ella, con verla y hablarla a menudo y tenerla por amiga? Veríamos.

Pero la debilidad hubiera producido un efecto todavía más deplorable. Si creían meterle miedo, la insolencia de aquellos miserables no tendría ya límites. Esta vacilación no duró más que un relámpago. Un hombre de buena voluntad para una misión peligrosa dijo Carlos muy tranquilo. Todos dieron un paso adelante. ¡Ragasse! gritó el capitán en tono breve. Presente. Sígame usted.

Por encargo de un provincial amigo suyo, Quiroga prohibió la entrada en sus casas de liampó y chapdiquí á todo indio que no fuese de antiguo conocido; el futuro consul de los chinos temía se apoderasen de las cantidades que allí los miserables perdían.

Al oirse el estallido, los miserables, los oprimidos, los que vagan perseguidos por la fuerza saldrán armados y se reunirán con Cabesang Tales en Santa Mesa para caer sobre la ciudad; en cambio, los militares á quienes he hecho creer que el General simula un alzamiento para tener motivos de permanecer, saldrán de sus cuarteles dispuestos á disparar sobre cualesquiera que designare.

En tal caso, hubiéramos sido bien recibidos. ¡Cuánto han debido sufrir esos desgraciados durante diez años de violencia y de rapiña!... ¡Ahora se vengan..., y es de justicia! ¡Que la maldición de Dios caiga sobre los miserables que separan a los pueblos para oprimirlos!

Ya ve usted que esto no vale la pena ni de decirlo; pero no encontrará usted menos justo que yo la arroje de mi casa, mientras espero que sus elocuentes declamaciones me hayan desengañado del todo de ciertos miserables prejuicios a los que tengo la debilidad de atenerme aún un poco.» «Ese sarcasmo es injusto le he contestado en un asunto como éste, en que se trata nada menos que de perder para siempre a una joven irreprochable; pero no es a a quien toca justificarla, y no dudo que la señora priora hará el sacrificio de su modestia a un interés tan precioso; ella conoce el motivo que conduce todos los días a Adela a la aldea, y la ironía ha encontrado, sin saberlo, la expresión justa cuando ha calificado de inocentes visitas el viaje oficioso de la caridad

Esto, sin embargo, no estaba claro, y Luisa quería ponerlo como la luz del sol; porque tratándose de asuntos de su marido, Luisa estaba segura de domesticarle. ¿Y os atrevéis á abrazarme después de lo que habéis hecho, miserables? dijo al fin el cocinero mayor, que quería conservar su entereza.

Le llenaba de orgullo la nobleza y el carácter caballeresco de la juventud del fundador, pensando en las otras Ordenes, que no tenían entre sus iniciadores más que eremitas miserables, santos piojosos, salidos de las últimas capas sociales.

Palabra del Dia

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