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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Se veía a él, pobre niño, enteco y enfermizo, pasando dos y tres horas arrodillado en la iglesia, sin gustar jamás el placer de correr al aire libre como los hijos de los miserables pescadores, sin tener un compañero con quien comunicar sus inocentes pensamientos. Un día igual a otro. El cielo siempre plomizo. La mar bramando tristemente en las peñas.

El director contestó que llegarían a la noche. «Perfectamente; se dijo, si la música no va a recibirle, al menos no se quedará sin serenata. ¡Y que rabien esos miserablesLa llegada del duque de Tornos coincidía, como hemos visto, con la romería de San Antonio.

Juró dar aquellos miserables despojos al primer pobre que a la puerta llegase. Púsose su vestidillo negro, que a toda prisa se había hecho aquellos días, colocose el velito en la cabeza y hombros, mirándose al espejo con movimientos de pájaro, y se dispuso a salir. Antes abrió el balcón, y mirando a la calle, dijo: «Allí está ya. ¡Qué puntual y qué caballero es!». Salió.

Mientras caminaba hacia la Puerta del Sol en compañía de la prendera, con labio balbuciente y seductora timidez le hizo algunas candorosas confidencias sobre su situación y sus proyectos. La señá Rafaela sonreía siempre con extraordinaria complacencia, sorprendida de hallar en estos tiempos miserables un joven de corazón tan sano.

Aborrezco a los miserables que, por no turbar la paz burguesa del matrimonio, abandonan los hijos que tuvieron fuera de su casa. La paternidad es la más noble de las funciones animales, pero las bestias tienen más valor y más dignidad que el hombre para cumplirla.

Si esos miserables pueden, de seguro hay personas más altas que pueden más que ellos, y con prender á esos ruines, no haremos más que dar un aviso á gentes á quienes debemos tener hasta cierto punto confiadas. No soy de la misma opinión que vos; cuando hay un incendio, antes de todo, se corta para que no se propague. ¿Y sabéis, doña Clara, si tenemos fuerzas bastantes?

Difundióse la novedad al instante en toda la villa, y consternó de tal suerte los ánimos, que Orellana llegó á recelar intentasen abandonarlo sus tropas: de modo que se vió precisado á tomar las mayores precauciones para evitarlo, y á la mañana siguiente; aunque por la parte de Lampa no faltaban justos recelos de nuevo ataque, hizo marchar á Chucuito tres compañias de caballeria, con el fin de indagar la situacion de los indios, y que penetrasen hasta la misma ciudad, si se hallaba desembarazado el camino, pero con la órden de no empeñarse en funcion alguna, sino que unicamente apoyasen la retirada de los oficiales y soldados que habian quedado, y tambien que recogiesen los miserables españoles de aquel vecindario, y procurasen libertarlos del furor de los indios rebeldes.

Algunas hebras negrísimas entre muchas canas, y alguna línea suave en el ajado rostro, restos miserables de encantos vencidos por el tiempo, atestiguaban de que doña Manuela no fue fea, mas sin que la fisonomía ni el talle acusasen picardía o donaire.

Cuando alguno viene a pedir alguna gracia o justicia, su introducción es: «Dios y el Rey os ha mandado para que nos amparéis como a pobres miserables que somos, y así en su real nombre os suplicamos, etc.». Y de este modo se explican en todos sus razonamientos, trayendo siempre juntos a Dios y al Rey.

Guiado por Tiburcio e introducido en la estancia de Morsamor, no tardó en aparecer ante sus ojos el sabio Narada bajo el desarrapado traje de fakir o penitente vagabundo, a través de cuyo desaliño y de cuyos miserables harapos, resplandecían la majestad del noble e inteligente anciano, la despejada tersura de su frente y la limpia nitidez de su blanca y luenga barba.

Palabra del Dia

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