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Actualizado: 26 de julio de 2025


Va al Brasil por sus negocios. Su mujer ostenta a todas horas un collar enorme de perlas; pero son menores que las de la esposa del gringo, y esto hace que las dos se miren con el rabillo del ojo apretando los labios... Vaciló un momento para reconstituir en su memoria la lista de los ausentes. Hay también unos americanos del Norte, en los que habrá usted reparado por el ruido que mueven.

En cambio los gritos del cura se oían claramente desde el pasillo. «Miren por dónde sale ahora este... pensó doña Lupe volviendo la cara con desdén . ¡Qué tendrán que ver Santo Tomás ni el padre Suárez con...!». Al fin dejó de oírse la voz cavernosa del sacerdote, y en cambio se percibió un silbido rítmico, al que siguieron pronto mugidos como los del aire filtrándose por los huecos de un torreón en ruinas.

Miren ustedes, decía Ronzal, que todavía no era sabio, yo creo todo lo que cree y confiesa la Iglesia, pero la verdad, eso de que el cielo ha de ser una contemplación eterna de la Divinidad... hombre, eso es pesado. ¿Y qué? objetaba el americano don Frutos, en voz baja también, temeroso de nuevo aviso de los tresillistas; ¿y qué? Yo me contento con pasar la vida eterna mano sobre mano.

Así es. Lo que no comprendo es por qué las casadas saben de eso, y no saben de eso las solteras. Porque las solteras no deben saberlo; porque si lo saben, deben aparentar que lo ignoran, y porque pierden mucho si miran con arte, a no ser tan maravilloso el arte con que miren, que ni el más ladino le note.

Con sus lágrimas ha hecho penitencia, como la Magdalena, y sus lágrimas la han purificado para siempre, convirtiendo en mártir cristiana a esta pecadora. ¡Nada de eso es verdad! le interrumpió Karaulova . No he llorado ni hecho penitencia. Y continúo con mi oficio; por tanto, no me he arrepentido. ¡Miren ustedes!

Todos los grados de entendimiento que tengas por cima de los 20 no sólo te serán inútiles, sino nocivos; te distraerán de lo que importa a tu interés; te harán pensar en multitud de asuntos inútiles, en que no piensan los tontos; te concitarán el odio de los demás hombres, o harán que te miren como a un bicho raro y estrafalario, y de nada podrán servirte si no llegan a los 100, que son ya los grados del genio.

Decid más bien cuánto os debo yo, señor pintor. ¡Este que es un pájaro y no un muñeco; venid aquí, vosotros, y contemplad esta bella enseña! ¡Calla, y tiene los ojos de color de fuego! exclamó la criada. Y unas garras y un pico que dan miedo, dijo Tristán. Miren el niño, y qué callado lo tenía, comentó el arquero. Es ese un gran pájaro y una bonita enseña para vos, patrona.

Ante todo tenemos que justificarnos a los ojos de Amaury, que es hombre bien nacido, de nuestro crimen. ¡Miren que andar por las calles a las siete de la mañana! Chico, no vayas a imaginarte que hemos madrugado tanto: lo que ocurre es que aún no nos hemos acostado, ¿entiendes? Amaury les miraba aturdido y como alelado, sin entender lo que hablaban.

Y sin comprar el más pequeño monigote prosiguieron su camino para ver la famosa esfinge. Ben Zayb se ofrecía á tratar la cuestion; el americano no podría desairar á un periodista que puede vengarse en un artículo desacreditador. Van ustedes á ver como todo es cuestion de espejos, decía, porque miren ustedes...

Debiera usted morirse de vergüenza. Señora, yo no de qué habla usted dijo Clara, perdiendo por completo la serenidad. ¡Insolente! Y aún se atreve á disimular, después de tanta desvergüenza. ¿Cree usted que está tratando con personas como usted? ¡Miren la necia! tan necia como perversa. Ahora mismo va usted á salir de esta casa.

Palabra del Dia

buque

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