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Que tienen casas de teja y paja, fosos y revellines: que tienen siembras de agí, que es con lo que comercian con los indios, quienes les llevan sal de la que sacan de Valdivia: que tambien les llevan achas y cosas de fierro, por vacas y caballos que tienen muchos. Que hablan lengua española, pero que, aunque los indios les han llevado indio ladino, no les entienden bien.

Todos se echaron a reír. «Me ha dicho mi hermano añadió Maxi , que digiere usted mal». Cinco meses lleva mi estómago de indisciplina replicó el ladino viejo, que quería sin duda meterle a Maxi en la cabeza aquello de los cinco meses . Ya no le hago caso. Me he rendido, y espero tranquilo el cese. Si quiere usted, le haré un preparado de peptona. Gracias... Veremos lo que dice mi médico.

717 Y si atienden mis palabras no habrá calabozos llenos; manejense como güenos; no olviden esto jamás; aqui no hay razón de más; mas bien las puse de menos. Quien ha vivido encerrado poco tiene que contar. 719 Lo que les voy adecir ninguno lo ponga en duda: y aunque la cosa es peluda, hare la resolución; es ladino el corazón, pero la lengua no ayuda.

Y el más ladino de todos, que era el yankee, hizo allí papel semejante al de la serpiente en el primitivo Paraíso, induciendo a la mujer del doctor López, y por medio de ella al mismo doctor, a quebrantar la clausura y a ponerse al habla y en relación con el resto del humano linaje.

No encontrarías dificultades... No eran las siete de la mañana cuando el tío Griel, un ladino que tiene la costumbre de tratar los negocios al salir de la cama, vino a consultarme sobre la venta de su prado de Ognolles y me insinuó de paso que piensa dar a su hija cien mil francos de dote... y que la chica no detesta a los militares...

1090 Yo no soy cantor ladino y mi habilidá es muy poca; más cuando cantar me toca me defiendo en el combate, porque soy como los mates: sirvo si me abren la boca. 1091 Dende que elige a su gusto, lo más espinoso elige; pero esto poco me aflige y le contesto a mi modo: la ley se hace para todos, mas sólo al pobre le rige.

Díles taladro, cuchillos y gualcas, y me dieron paso franco: se arrojaron 6 indios de estos al rio, diciendo, no les habia dado á ellos: regalélos, y uno algo ladino se fué embarcado con nosotros como dos leguas. Al ponerse el sol, por la parte del N nos salió otra indiada Mataguaya, de unos 200 indios de toda chusmas: arrojáronse al rio, y tomando la canoa la llevaron á donde estaban.

El 28, habiendo salido con el sol, á las dos leguas de camino a la parte del S, nos salieron unos indios Sinipés; uno de ellos era algo ladino: preguntéle por su capitan, y díjome que se llamaba Dupulem; que estaba allí cerca, que le iria á llamar. Con efecto, á las dos leguas salió dicho capitan, con su ladino é indiada de mas de 200 de chusma.

Bien anochecido, pasaron 10 indios de la banda del S á la nuestra. Repartíles algunas cosas: me dijeron que su ladino era Amaya, y contentos se despidieron. El 19 caminamos siguiendo nuestro rumbo al oriente, y de allí á corta distancia se divide el rio en dos brazos, que se juntan á las dos cuadras.

Se llamaba Mateo González, y servía en el puesto de la calle del Labrador. Pecado le imitaba en el modo de andar. En sus sueños de ambición, no se le ocurría jamás ser general, ni obispo, ni banquero, ni comerciante famoso, sino ser Mateo González. Este, que era ladino, tuvo una idea feliz. Pecado le vio desaparecer, y por un momento tembló de alegría.