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Actualizado: 15 de junio de 2025
A las dos leguas, del lado del N, salieron como 80 indios Mataguayos, arrojáronse al rio, apresáronme la canoa, y furiosos querian estorbar nuestro tránsito: pero al cabo del tabaco y otras regalías se rindieron, y nos dieron paso franco.
Sonó una trompeta, soltaron la cuerda, y arrojáronse al vuelo los cinco; pero aún no habrían dado veinte pasos, cuando, con más de seis se les aventajó el recién venido, y a los treinta, ya los llevaba de ventaja más de quince; finalmente, se los dejó a poco más de la mitad del camino, como si fueran estatuas inmovibles, con admiración de todos los circunstantes, especialmente de Sinforosa, que le seguía con la vista, así corriendo como estando quedo, porque la belleza y agilidad del mozo era bastante para llevar tras sí las voluntades, no sólo de los ojos de cuantos le miraban.
Alí-Pachá, que combatía como un león irritado con trescientos genízaros, cayó al fin por una pelota de arcabuz que en la frente le hirió. Arrojáronse sobre él los castellanos, y un soldado cortole la cabeza, y en la punta de una pica la puso, como guión sangriento y horrible señal de la victoria. Ya gran número de navíos infieles ardían y se hundían con pavoroso estrago en las ondas.
Arrojáronse de los caballos Claudia y Roque, llegáronse a él, temieron los criados la presencia de Roque, y Claudia se turbó en ver la de don Vicente; y así, entre enternecida y rigurosa, se llegó a él, y asiéndole de las manos, le dijo: -Si tú me dieras éstas, conforme a nuestro concierto, nunca tú te vieras en este paso.
Llegaron al fin éstos á la Ciudad Eterna, después de una larga y penosa marcha á pie y mendigando, y arrojáronse á los pies de Su Santidad, quien, no sólo les concedió cuanto pedían, sino que por una Bula les otorgó campanillas, campana, cementerio y licencia para que celebrasen Misa en aquella soledad todos los ermitaños que fuesen sacerdotes. Esta concesión tuvo efecto en 1407.
Regaléles y quedaron contentos: mas unos 12 de estos, ocultándose entre los sauces, me siguieron dos leguas, y arrojáronse á la canoa. A este tiempo, saltó de la banda del S, otra indiada de mas de 300 Matacos de toda chusma, y huyeron los 12 que me seguian.
Y para que nada faltase en aquel acto, arrojáronse á los concurrentes en diversas ocasiones, durante la función, multitud de aleluyas, en las cuales un poeta anónimo, que firmaba F. M. C., quizá antiguo admirador de la cómica, esprimió su ingenio en octavas reales, alusivas al acto, algunas de las cuales eran del tenor de estas que á título de curiosidad reproduzco: Rosa, sin duda alguna que nacistes para aplausos: los hombres admirastes: al mundo con tu acento sorprendistes, y elogios de las gentes escuchastes.
Con ocasion de un bautismo, arrojáronse algunos cuartos á los chicos y naturalmente hubo cierto tumulto en la puerta de la iglesia. Acertó entonces pasar por allí un bravo militar que, algo preocupado, tomó el barullo por filibusterada, y arremetiendo sable en mano á los chicos, entra en el templo, y si no se enreda en la cortina suspendida del coro, no iba á dejar dentro títere con cabeza.
En efecto; vimos desfilar gravemente, cubierta de negro manto, a la señora de la casa, seguida de los dos tiernos pimpollitos de sus hijas, las cuales arrojáronse llorando en los brazos de su hermano. Doña María abrazó a su hijo sin perder ni por un instante su solemne y estirado empaque, y luego saludónos a todos con mucho afecto, nombrándonos uno por uno.
Díles taladro, cuchillos y gualcas, y me dieron paso franco: se arrojaron 6 indios de estos al rio, diciendo, no les habia dado á ellos: regalélos, y uno algo ladino se fué embarcado con nosotros como dos leguas. Al ponerse el sol, por la parte del N nos salió otra indiada Mataguaya, de unos 200 indios de toda chusmas: arrojáronse al rio, y tomando la canoa la llevaron á donde estaban.
Palabra del Dia
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