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Actualizado: 26 de junio de 2025


Pues bien, muchas veces se me ha ocurrido que si la peste y otras plagas se llevasen la mitad de la gente que hoy vive en los dominios del señor rey Eduardo, los que quedasen podrían habitar buenas casas, trabajar poco ó nada y vivir en la abundancia. ¡Miren por dónde asoma el arpista! exclamó maese Verdín.

¿Pues yo qué hecho? dijo, remedándola con gesto grotesco, Salomé. Miren la hipócrita, ¡qué monstruo, Dios mío! Paula, no te asustes añadió, acercándose á la cama; no nos des un nuevo disgusto. Ya sabemos qué clase de persona hemos recibido en nuestra casa. Todo se ha descubierto, niña continuó Paz Ya no nos engañará usted más con su cara de mosquita muerta. Pero ¡qué atrevimiento, qué iniquidad!

Abrió su bolso y sacó el portamonedas, tomó dos piezas de a rublo y un poco de plata menuda y se los enseñó al abogado y a los jueces . ¡Miren! Este dinero lo he ganado con mi oficio. Este traje también, así como este sombrero y estos pendientes. No tengo nada, absolutamente nada que no haya ganado así.

No me conocéis, os aseguro que no me conocéis. Comparen la tiranía de esos chupones que les embargaron el estudio y os dejaron en cueros vivos; comparen eso, digo, con mi generosidad, y con este corazón tierno que me ha dado Dios.... Soy tan bueno, tan bueno, que yo mismo me tengo que alabar y darme las gracias por el bien que hago. Pues verán qué golpe. Miren....»

¡Confiesa, Ricardo, que la Pampita te quita el sueño! Algo hay de eso... en realidad. Me interesaría volver a hablar con ella... ¡qué demonio de muchacha!... ¡es tan linda!... ¡y tan educadita!... En eso, dificulto dijo Baldomero que haya otra igual... ¡porque miren que don Casiano le ha puesto maestras!... Y de las mejores que pudo traer de Buenos Aires... ¡, señor!

Cuando en liza ó al pié de la muralla Derrotados se miren los valientes, Cuando vea que el plomo y la metralla Ha postrado patriotas eminentes, Arda su pecho en fuego sacrosanto Y entone de la guerra el noble canto.

Poníase echado boca arriba en su puesto, y con la potra defuera, tan grande como una bola de puente, y decía: «¡Miren la pobreza y el regalo que hace el Señor al cristianoSi pasaba mujer decía: «¡Ah, señora hermosa, sea Dios en su ánima!» Y las más, porque las llamase así, le daban limosna y pasaban por allí aunque no fuese camino para sus visitas.

Pero un sastre objetó con mucha razon que, pues que las monjas le vieron á Capitan Tiago subiendo al cielo de frac, de frac tenían que vestirle aquí en la tierra y no había necesidad de preservativos ni impermeables; se va de frac cuando se va á un baile, á una fiesta, y no otra cosa le debe esperar en las alturas... y ¡miren! casualmente tiene él uno hecho, que lo puede ceder por treinta y dos pesos, cuatro más barato que el hábito del franciscano, porque con Capitan Tiago no quiere él ganar nada: ¡fué su parroquiano en vida y ahora será su patron en el cielo!

Miren, miren a la gatita de Mari-Ramos, que hacía ascos a los ratones y engullía los gusanos! ¡Malhaya la niña de la media almendra!

He aquí por qué desapareció durante seis meses. ¡Miren el disimulado! ¿Y se casa con la chica de Harvey? ¡Bonita fortuna! El padre no se deja ahorcar, ciertamente, por veinte millones de dollars. Pero tiene, lo menos, seis hijos y los varones son siempre mejorados en América. Sin embargo, es un buen capital.

Palabra del Dia

rigoleto

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