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La condesa de Onís era dentro de su sexo un tipo tan estrafalario, por lo menos, como su hermano. Bajita, rechoncha, cara redonda y pálida con ojos negros y muertos, el cabello pegado a las sienes con goma de membrillo, vestida constantemente con el hábito morado del Nazareno. Vivía recluida en su palacio como una monja en el convento.

Bien, señor manifestó Benina con humildad, pensando que más cuenta le tenía conformarse, y coger lo que se le daba, sin meterse en cuestiones con el estrafalario y ruin vejete . Yo le respondo de que se llevarán los apuntes con ministración, y no se nos escapará ni una hilacha... ¿Con que pasaré los días 24? Nos viene bien para ayuda de la casa.

Dice que sin ella y con la barba blanca que antes traía aparento tantos años que le da vergüenza ir conmigo por la calle...¡Como si a pesar de estos adimentos ridículos no se conociese que paso de los ochenta!... Yo bien comprendo que a ella le avergüenza estar casada con un ochentón, y usted mismo se habrá dicho al vernos: «¡Vaya un matrimonio estrafalario!... ¿Cómo se le habrá ocurrido a este viejo decrépito casarse con una joven tan linda?...» Nada; no me diga usted nada; quien dice usted, dice todos los demás que nos conocen.

De todas maneras, pasaré a ver... ¿Quiere esperar el señor en el salón? La sirvienta introduce a Cirilo en una amplia estancia, parecida a un salón de médico; ni siquiera falta en ella la obligatoria mesa de incrustaciones. Moblaje estrafalario, comprado pieza por pieza en el Hotel de Ventas.

Había en aquella figura un nosequé de estrafalario y misterioso que chocaba y repelía. Mas el pensamiento de que era la madre de Gloria hacíame mirarla con vivo interés, y hasta cariño. Tengo el honor de presentar a usted al señor Sanjurjo, oficial de los ejércitos de S. M. don Carlos, que ha hecho la campaña del Norte.

Con aquella grosería soez, el porte de atrevido cazador de fieras y su estrafalario arreo había sabido vivir muy regaladamente en este mundo, sin encallecer las manos, ni quebrarse los lomos allá en su aldea con las faenas de la labranza.

Dio, pues, en la flor de que había de ir a la escuadra para presenciar la indudable derrota de sus mortales enemigos; y aunque su esposa trataba de disuadirle, como he dicho, era imposible desviarle de tan estrafalario propósito.

García refunfuñaba: ¡La bahía!... A nunca se me ha alcanzado con qué derecho puede tener bahía un pueblo como el de Vigo... Yo había leído este diálogo, que acabo de traducir casi literalmente, en La Biblia en España, de Jorge Borrow, que así se llamaba aquel inglés estrafalario, hoy una de las glorias más puras con que cuenta la literatura inglesa.

Pero lo que hacía verdaderamente peregrino y estrafalario el atavío es que en la cabeza traía un bonete viejo y grasiento. El P. Gil quedó asombrado de aquella figura, y más asombrado, cuando advirtió la ocupación a que el párroco se entregaba. Estaba, con una rodilla hincada en tierra, desollando un becerro. Le ayudaba en la operación el criado.

Todos los grados de entendimiento que tengas por cima de los 20 no sólo te serán inútiles, sino nocivos; te distraerán de lo que importa a tu interés; te harán pensar en multitud de asuntos inútiles, en que no piensan los tontos; te concitarán el odio de los demás hombres, o harán que te miren como a un bicho raro y estrafalario, y de nada podrán servirte si no llegan a los 100, que son ya los grados del genio.