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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Pues mire V., señorita doña Luz respondió don Acisclo , no hay nada más llano que el camino de discurrir que yo he seguido. Enrique me ha dado ánimos sin él saberlo. Por él he comprendido que en mi familia hay brío para todo.

Se dice luego; pero mire usted: cuando la elección estriba en una persona, y no cabe cerciorarse de si está de buena o mala fe, de poco sirve revelar sospechas.... Hay que aguardar el golpe atado de pies y manos..., son cosas que se ven a la prueba, y si salen mal, se debe callar y guardarlas....

El señorito de Limioso se acercó otra vez, levantó el visillo y llamó a don Eugenio. Mire, Naya, mire para aquí.... Buena gana tienen de subir ni de tirar piedras.... Están bailando. Don Eugenio se llegó a la vidriera y soltó la carcajada.

Sabrá de memoria los poetas clásicos, y los comprenderá, y podrá verter sus ideas en las tablas. Perdone usted, señor. Nada, nada. ¡Tan poco favor me hace usted! Que me caiga muerto aquí si he leído una sola línea de eso, ni he oído hablar tampoco... mire usted...

UNA MUJER. ¡Entonces usted no es cristiano!... ¡Virgen del Carmen! ¡no quiere creerlo!... Señora, yo lo creo todo y he prometido un cirio de treinta libras a la Virgen del Pilar; mire, aquí tengo un rosario... MUCHAS VOCES. ¡A ver!... Mirad... y además, aquí tenéis una carta del superior de San Juan dirigida a . Leed...

No sabe usted el miedo que me ha entrado. Ya no voy a tener un minuto de tranquilidad. ¿Pero es eso verdad? No se divierta conmigo, Ballester; mire que estoy temblando de miedo. ¿Miedo a qué? Si está muy razonable, y más tranquilo que nunca. Todas sus ideas son ideas de benevolencia y tolerancia. Habla poco, y a lo mejor se descuelga diciendo cosas muy buenas.

Ciertamente, responde D. Marcelino, pero en todo hay inconvenientes; mire V., el absolutismo proporciona quietud, pero ¿qué yo? tambien tiene sus cosas. A los hombres no conviene gobernarlos con palo; y al fin es necesario no olvidar la dignidad propia. ¿Pero la olvidan por ventura los que viven bajo un gobierno absoluto?

Mire su paternidad prosiguió el niño . Yo he sido mancebo de la botica de don Silverio, y tengo la farmacopea en la punta de la uña. Con dos mil pesos ponemos una botica que le eche la pata encima a la del Gato. ¡Con tan poco, hombre! balbuceó el juandediano. Y hasta con menos; pero me fijo en suma redonda porque me gusta hacer las cosas en grande y sin miseria.

Sin embargo, como unos tres minutos después, me pareció oír un vago murmullo de voces, y entonces, apagando rápidamente la luz, corrí una de las pesadas cortinas de mi habitación, y miré hacia afuera, viendo, con gran sorpresa, dos figuras que cruzaban el prado dirigiéndose hacia el bosque de arbustos.

Pero no guardó el envoltorio en donde estaba, sino que lo puso sobre la chimenea. Este detalle avivó las muertas esperanzas de Rosalía. «Porque mire usted agregó la otra estirándose en el sillón, como si fuera una cama, y tocando casi con sus pies las rodillas de la dama ; aquí donde me ve, estoy arruinada.

Palabra del Dia

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