Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de junio de 2025
Es que cuando la verdad vale algo es siempre horrorosa en el punto en que se la quita la camisa. ¿Y qué era lo que habían meditado ese hombre y esa mujer? Quevedo notó con alegría, con una alegría sui generis, que don Juan llamaba esa mujer á la desdichada Dorotea. Habían querido matar á un ángel. ¿A Clara?
Mientras esto decía Salvador, le miraba Navarro con cierto asombro que no carecía de estupidez, y era que, en efecto, había meditado no pocas veces sobre aquel problema. Sin embargo, por no declarar que su sombrío interior había sido descubierto, dijo bruscamente: Pues jamás he pensado en tal cosa. ¿A qué vienen esas sandeces?
En medio de mi desesperación, experimentaba yo un dulce consuelo pensando en que mi madre iba a descansar para siempre en aquel lugar de su predilección en vida; en la misma sombra y bajo el mismo césped cubierto de hierba, de hojas y de frutos; en aquel jardín donde tantas veces había rezado, leído o meditado sobre el porvenir de sus hijos.
Aquella noche se mantuvieron los oficiales y guarnicion sobre las armas en las trincheras, y los indios fieles se apostaron por toda la circunferencia esterior de la poblacion, ademas de varios piquetes y patrullas, que estuvieron en continuo movimiento hasta el alba, para observar los que intentase el enemigo, á fin de que estas precauciones evitasen cualquiera sorpresa que hubiesen meditado.
Justo es advertir que el prurito de originalidad, el engreimiento necio del que cree pensar y decir cosas profundas, y la manía de reformarlo todo y de resolver en cuatro coplas los más obscuros problemas sociales, religiosos ó políticos pueden seducir á los autores dramáticos que tal vez no han estudiado ni meditado nada que los habilite para la resolución de semejantes problemas, y pueden llevarlos á componer un tejido de vulgaridades y zanguangadas, á crear caracteres falsos y á imaginar una acción absurda y sin interés, que sea como el hilo donde ensarten sus insulsos é inaguantables sermones.
Vamos, vamos dijo el bufón ; esto es una locura, Dorotea... tú no has pensado, tú no has meditado. Yo no puedo meditar, yo no quiero meditar; me basta saber que se ha casado con otra... Debes, pues, despreciarle. No se desprecia lo que se ama. Lo mismo digo yo exclamó Montiño. Vos estáis sentenciado á no decir nunca más que necedades. ¿Qué tiene que ver lo que á vos os sucede?...
No, yo he meditado bien, pero ahora tengo fiebre... mi razon vacila... es natural... si he hecho el mal es con el fin de hacer el bien y el fin salva los medios... Lo que haré es no esponerme... Y con el cerebro trastornado acostóse y trató de conciliar el sueño. Plácido, á la mañana siguiente, escuchó sumiso y con la sonrisa en los labios el sermon de su madre.
Poco tiempo después de esta confidencia de Morsamor, Tiburcio, que al principio se había callado, hubo de hacerle el siguiente razonamiento: He meditado sobre lo que te trae caviloso y que días pasados me confiaste. He hecho más: he gustado de tu propósito y he empezado a abrir el camino para que se logre. Para nosotros siempre será aquí el peligro mayor que la gloria.
Refugiado Corralat en un fuerte inexpugnable, en el que se hallaba en crecido número su gente más aguerrida y fiera, es atacado de nuevo por Corcuera, dispuesto a ultimar la empresa que había meditado, sin arredrarse por la posición inexpugnable del enemigo; 26 muertos y 80 heridos le costó al Ejército el primer ataque sin conseguir ventaja alguna.
Palabra del Dia
Otros Mirando