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Actualizado: 6 de junio de 2025
D. Adolfo Saldias, en un meditado trabajo sobre el tipo histórico y social del gaucho. El Dr. D. Miguel Navarro Viola, en la última entrega de la Biblioteca Popular, estimulándonos, con honrosos términos, á continuar en la tarea empezada.
Ya, antes, al trepar al Guadarrama, tumba de hielo en que Felipe II se escondió en vida, cerrando el libro de la epopeya española, había yo meditado largamente..... El Guadarrama, ó sea el Monasterio de El Escorial, cuya triste mole descubrí á lo lejos, es una losa fúnebre colocada sobre nuestro pasado de gloria.
¿Porque quería a otro y no podía ser suya? No sé. Tal vez. El suicidio, aunque parezca largamente meditado, se realiza siempre por un impulso momentáneo o imprevisto. Basta con un motivo de dolor. Ella tenía muchos. ¡Razona usted muy bien!... ¿Sabía el Príncipe que la Condesa amaba a otro? No lo creo. ¿Nunca habló con usted de eso? Nunca. Ahora vamos a interrogar al Príncipe.
Pero no se trata ahora de esto. »¿Estás seguro, Ricardo, de que tú y yo nos hallamos convenientemente preparados para tomar un estado que arrastra consigo tantos y tan graves cargos? ¿Has meditado bien lo que significa el sacramento del matrimonio? ¿No habrá en nuestros corazones más bien una inclinación irreflexiva mezclada tal vez de impulsos carnales que el propósito firme de emprender una vida austera y piadosa como conviene a una familia cristiana, educando a nuestros hijos en el temor de Dios y en la práctica de las virtudes?
Estamos solos, don Fernando, y podemos hablar libremente: yo había querido retardar estas explicaciones porque me repugnan; yo hubiera querido más bien que hubiérais meditado mejor lo que os convenía y que nos hubiéramos entendido tácitamente.
Con este notición se puso término a la charla, así porque era ya tarde, como porque los aplausos y vivas de doña Manolita y de Pepe Güeto no consintieron que siguiera adelante aquella noche. Preparativos electorales El plan de D. Acisclo había sido meditado pausadamente y en secreto, y estaba tan bien trazado, combinado y preparado, que no escaseaban las probabilidades de que se lograse.
Nuestro joven, a quien llamaremos Inocencio, recogió no poco mohíno su manuscrito y estuvo algún tiempo sin dar cuenta de sí; mas al fin, sin duda después de haber meditado profundamente, se presentó cierta mañana en casa de Clotilde. Excuso decirles a ustedes que llevaba el manuscrito debajo del brazo.
He leído, releído y meditado su carta de usted, mi buen señor cura, a fin de hacer entrar en mí el espíritu que la ha dictado y que quiero que sea mi regla de conducta: «No discutir jamás las cuestiones de fe...» ¡Cómo me agrada esto!
Recordó sus años de estudiante teólogo en San Marcos, de León, cuando se preparaba, lleno de pura fe, a entrar en la Compañía de Jesús. «Allí, por algún tiempo, había sentido dulces latidos en su corazón, había orado con fervor, había meditado con amoroso entusiasmo, dispuesto a sacrificarse en Jesús... ¡Todo aquello estaba lejos!
Verdad poco lisonjera á nuestro orgullo, pero indudable; certísima á los ojos de quien haya meditado sobre la ciencia del hombre.
Palabra del Dia
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