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El templo, adornado como ya sabemos por lo más selecto de la sociedad femenina de Peñascosa, estaba deslumbrante de lentejuelas, arañas y cirios. El día anterior había llegado una exigua orquesta de Lancia, compuesta de dos violines, una viola, un violoncello y un contrabajo, y con ella tres o cuatro cantores de la catedral.

Hay en la mujer que se ama no qué divinidad, cuyo secreto parece que uno solo posee, que sólo á uno pertenece y cuyo velo no puede ser tocado por una mano extraña, sin hacernos sentir un horror que no se parece á otro alguno: el estremecimiento de un sacrilegio. ¡No es solamente un bien precioso que se nos arrebata; es un altar que se profana en nosotros, un misterio que se viola, un Dios que se ultraja! ¡Ved ahí los celos, al menos los míos!

Comprendiendo Antoñita que podía notarse su ausencia desapareció más ligera que una gacela. Amaury siguió con los ojos la estela de su vestido blanco y viola subir la escalera, rápida y fugitiva como una sombra; en seguida se cerró tras ella la puerta que daba acceso a la casa.

El público que se asfixiaba os debe esta fresca ráfaga de aire puro y vos veis cómo os lo ha agradecidoEl Abate Constantín gozó desde su aparición de una boga inmensa, hoy va por la 174ª edición. En el mismo año que apareció, se publicó en la Biblioteca Popular de Buenos Aires, dirigida por el Dr. Miguel Navarro Viola, la traducción que ahora reproducimos.

Mirábase Sancho de arriba abajo, veíase ardiendo en llamas, pero como no le quemaban, no las estimaba en dos ardites. Quitóse la coroza, viola pintada de diablos, volviósela a poner, diciendo entre : -Aún bien, que ni ellas me abrasan ni ellos me llevan. Mirábale también don Quijote, y, aunque el temor le tenía suspensos los sentidos, no dejó de reírse de ver la figura de Sancho.

Alabéle la hermosura, donaire y discreción de Luscinda de tal manera, que mis alabanzas movieron en él los deseos de querer ver doncella de tantas buenas partes adornada. Cumplíselos yo, por mi corta suerte, enseñándosela una noche, a la luz de una vela, por una ventana por donde los dos solíamos hablarnos. Viola en sayo, tal, que todas las bellezas hasta entonces por él vistas las puso en olvido.

La Iglesia adquiere mayor autoridad moral, realzada por la espontaneidad de la ofrenda, y no se viola el principio de justicia que exige el empleo del impuesto común, en beneficio común. Las señoras, aunque pertenezcan a familias radicales acérrimas, son de una devoción ejemplar y hacen a veces la religión amable para los más indiferentes.

De él aprendió a condimentar exquisitos guisos, no pocos de los cuales tuvo luego la bondad de enseñarme. Ahora bien, yo quiero mostraros mi habilidad y probar al mismo tiempo la extraordinaria importancia de la harina. Voy a ser, además, como cierto tocador de viola en extremo habilidoso que tocaba en una sola cuerda multitud de sonatas.

El poeta árabe Ibn Shoheyd entró una noche en ella, vióla toda engalanada, llena de luces, cubierto el pavimento de ramas de mirto, en el momento de celebrarse en ella alguna solemne funcion, y salió escandalizado de las sagradas ceremonias de que habia sido testigo.

No sucedió lo mismo a la marquesa de Sabadell: viola muy bien esta, la conoció al punto, y el temblor de sus manos, el gesto espontáneo de horror con que apartó la vista, el ansia cruel con que se levantó su pecho, sin que pudieran exprimir sus vaivenes una sola lágrima, como si se hubiese agotado ya en aquel corazón el manantial de ellas, revelaron claramente la impresión horrible que le hacía la presencia de aquella mujer funesta, que encontraba por primera vez después de tantas desgracias.