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Actualizado: 8 de junio de 2025
Ejerciendo el cargo de Gobernador general D. Fernando de Silva, el astuto y valiente Sultán de Mindanao, Corralat, ofreció por medio de una embajada la libre entrada de los misioneros en sus Estados y lugar donde más conviniese para construír fortaleza y pueblo de cristianos.
A continuación, y aprovechando el entusiasmo que este hecho produjo en su gente, cargó sobre Buhayen, obteniendo completa victoria, sin conseguir que el temido Corralat admitiese combate.
Esta fuerza salió de Manila el 2 de Febrero de 1637; el 22 llegó á Zamboanga, donde fué reforzada con tres compañías de españoles y algunos naturales que en aquella fecha empezaron ya á distinguirse por su lealtad y patriotismo: ultimados los preparativos é impaciente Corcuera, se adelantó con cuatro caracoas al río Grande; tomando, tras rudo combate, el pueblo de Lamitan, donde residía el temido Sultán de Mindanao Cachit Corralat.
Refugiado Corralat en un fuerte inexpugnable, en el que se hallaba en crecido número su gente más aguerrida y fiera, es atacado de nuevo por Corcuera, dispuesto a ultimar la empresa que había meditado, sin arredrarse por la posición inexpugnable del enemigo; 26 muertos y 80 heridos le costó al Ejército el primer ataque sin conseguir ventaja alguna.
Desde que el Sultán Cachit Corralat con su astucia é indomable valor consiguiera en definitiva ventajas sobre nuestro Ejército, los Mindanaos, que no podrán apreciar las causas internacionales que obligaron á desamparar su territorio, y creyendo que ésto era resultado de su esfuerzo, cobraron nuevos alientos, pudiendo decirse, que desde entonces fué permanente en aquellos mares el estado de guerra.
Tras tremenda lucha, en la que los moros iniciaron varias veces la retirada, y cuando no quedaba un solo hombre útil en el champán, Marmolejo fué hecho prisionero por Corralat; admirado este caudillo del valor temerario del castellano, le concedió la vida y la libertad sin exigirle rescate; liberalidad que contrasta con la orden de Corcuera para que Marmolejo fuese inmediatamente decapitado en Zamboanga.
Los recoletos, establecidos de antiguo en aquella parte, proseguían con éxito sus trabajos, extendiendo su influencia á pesar de la oposición que encontraban en los naturales, sugestionados por el astuto Corralat.
Tan vehemente fué el deseo de los Malanaos de acogerse á nuestro dominio á fin de quedar á cubierto de las asechanzas de los Mindanaos acaudillados por Corralat, que presididos aquéllos por el padre San Agustín pasaron á Manila en numerosa y escogida representación, solicitando de Corcuera el establecimiento de un presidio en la laguna, á fin de contener las continuas excursiones de los mahometanos.
Hacia el año 1624 el padre San Agustín, hombre valeroso y emprendedor que ejercía el curato de Cagayan, levantó el fuerte de Linao para poder rechazar los contínuos ataques de Corralat, que ambicionaba posesionarse de la costa N. ayudado por los Malanaos á quienes se había impuesto.
Si en Malanao nuestros asuntos no andaban muy prósperos, por desgracia no era tampoco muy satisfactorio el aspecto de la lucha no interrumpida que sosteníamos contra Corralat, el que al frente de sus aguerridas tropas mermaba contínuamente, unas veces por la astucia y otras por su valor, nuestra influencia y poderío en Mindanao.
Palabra del Dia
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